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PRE-TEXTOS El espacio para la comunicación

Auto de formal prisión para el acusado de asesinar a Brad Will

Auto de formal prisión para el acusado de asesinar a Brad Will

25/6/2009
Daniel Arellano y Sergio de Castro Sánchez

La decisión es tomada la misma semana en que el Congreso estadounidense autoriza la entrega de 420 mdd a México como parte del Plan Mérida

Brad Will filmó su propia muerte. Fue en Oaxaca, México, el 27 de octubre de 2006, en los disturbios de una huelga general contra el gobierno de Felipe Calderón (halcón bushista post-Fox) y su infame aliado regional, Ulises Ruiz Ortiz.

Brad era militante anarquista y reportero para la red Indymedia. Había estado con los Sin Tierra en Brasil y con los obreros que tomaron el control de fábricas cerradas en la Argentina quebrada de 2002. Había nacido en Kenilworth, un suburbio rico de Illinois, en 1970. Fue squatter, viajero, trovador folk, amante en serie y tirapedos letal. Hoy es un mártir involuntario de su tiempo, una estampita mochilera, una fábula de izquierda recortada en viñetas animadas de YouTube.

Ahí se pueden ver sus reportes en diversas partes del mundo, alguna performance íntima (Brad tocando con la criolla una balada satírica sobre lo mucho que le gustaban los policías) y su muerte a manos de paramilitares mexicanos, documentada por él mismo y convertida en una prueba clave de un proceso que todavía no tiene condenados.

Tras tres intentos fallidos, impugnados por la defensa, esta semana fue dictado por el juez encargado del caso el cuarto auto de formal prisión contra Juan Manuel Martínez Moreno, integrante de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), acusado de matar al camarógrafo estadounidense Brad Will en 2006.

La decisión del juez Salvador Cordero Colmenares se produce a pesar de que el único presunto testigo de los hechos, Alfredo Feria Pérez, nunca ha aclarado si realmente vio a Martínez cometer el asesinato, aduciendo que conoce los hechos porque “se lo contaron”.

A mediados del año 2008, el Congreso estadounidense puso en duda la continuidad de las ayudas destinadas a México a través del Plan Mérida debido a la falta de garantías en el respeto a los Derechos Humanos en este país. A este respecto, uno de los temas que apareció en la agenda estadounidense fue el del esclarecimiento del asesinato de Brad Will. Mientras el entonces Secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, declaraba que no se aceptarían condiciones venidas del país del norte, pocos meses después era detenido Juan Manuel Martínez Moreno, acusado del asesinato del camarógrafo estadounidense colaborador de Indymedia, a la vez que eran involucrados en el caso otros integrantes de la APPO.

El auto dictado en esta semana, por otro lado, es impuesto días después de que el Congreso de los EUA apruebe la entrega de un paquete de 420 millones de dólares como parte del Plan Mérida y que se suman a los 400 y 300 autorizados por el Congreso en 2008 y 2009 respectivamente. Después de esta decisión, sólo restan 280 millones de dólares para alcanzar los mil 400 millones de dólares prometidos a México en 2007.

A ello hay que sumar el mandato establecido por el Congreso estadounidense a la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, para que presente en 45 días un informe acerca de cómo el gobierno del presidente mexicano, Felipe Calderón, está atendiendo las denuncias por violaciones de los derechos Humanos cometidas por el ejército y la policía. Informe en el que el caso de Brad Will tiene dedicado un apartado especial.

Asesinatos e impunidad

El 27 de octubre de 2006, paramilitares, policías y sicarios al servicio del gobierno de Ulises Ruiz Ortiz tirotearon varias barricadas simultáneamente en diferentes puntos de la ciudad de Oaxaca y poblaciones cercanas, dando por resultado un número aún no precisado de asesinatos. Uno de ellos, y tal vez el más conocido, fue el del periodista independiente Bradley Roland Will, quien filmó a sus ejecutores mientras recibía varios impactos de bala en el municipio de Santa Lucía del Camino.

Tras el asesinato de Brad Will, el día 28 de octubre, el entonces Presidente de la Republica, Vicente Fox Quesada, ordenó el envió de las fuerzas federales de apoyo para recuperar el control de Oaxaca, que se mantenía en insurrección desde 5 meses atrás; la entrada de las tropas de la Policía Federal Preventiva (PFP) se iniciaría al amanecer del 29 de octubre, con violentos enfrentamientos ese día y que continuarían hasta casi un mes después, saldándose en varios asesinatos más que sumaron el número de al menos 26 homicidios documentados, ejecutados por fuerzas policiales y paramilitares al servicio del gobierno local y federal. Hasta el momento ninguno de estos hechos han sido investigados, por lo que ningún miembro de la fuerza pública, funcionarios del gobierno, o integrantes de los grupos ilegales responsables de los asesinatos han sido inculpados o vinculados con los actos de violencia.

La Haine

Dinero para la droga de EE.UU. financió la masacre de indígenas en Perú

Dinero para la droga de EE.UU. financió la masacre de indígenas en Perú


Narco News

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens


El 5 de junio, la Policía Nacional del Perú (PNP) masacró a hasta cincuenta indígenas awajún y wampi en Bagua quienes habían bloqueado carreteras en protesta contra una serie de decretos gubernamentales que entregan vastos sectores de la Amazonía a la voracidad de corporaciones extranjeras, en relación con un acuerdo de libre comercio recientemente implementado entre EE.UU. y Perú. Testigos presenciales informan que la PNP disparó con munición de guerra desde tierra, techos y helicópteros policiales. Supuestamente hay entre 61 y 400 personas desaparecidas después del ataque.

Narco News ha descubierto que hay dinero para la guerra contra la droga a lo largo y ancho de la matanza. El gobierno de EE.UU. no sólo ha pasado las últimas dos décadas financiando los helicópteros utilizados en la masacre, también entrenó a la PNP en el “control de disturbios.”

La Policía Nacional del Perú

La Policía Nacional del Perú es una fuerza policial militarizada y la única fuerza nacional de policía del Perú, lo que quiere decir que Perú carece de una fuerza federal de policía civil. Por este motivo, la PNP militarizada realiza funciones regulares de policía en Perú, como ser mantener el orden y asegurar la seguridad pública. Además, “Las operaciones contra narcóticos en Perú son implementadas primordialmente a través del Ministerio del Interior por la Policía Nacional del Perú,” según la Oficina de Contabilidad del Gobierno de EE.UU. (GAO, conocida ahora como la Oficina de Contabilización del Gobierno). Por este motivo, la PNP recibe una parte importante de la ayuda de la guerra contra la droga de EE.UU. para Perú.

Detalles básicos de la masacre de Bagua, como ser exactamente qué departamentos de la policía participaron y cuántos manifestantes indígenas murieron, todavía no han sido divulgados dos semanas después de la masacre. El periódico La Primera de Perú, único medio noticioso que suministró información sobre departamentos específicos de la policía que participaron en la masacre, escribe: “La operación policial fue realizada por unos 600 policías de Dirección Nacional de Operaciones Especiales (Diroes), Dirección Antidrogas (DINANDRO), que dispararon frontalmente al cuerpo de los manifestantes.” Diroes y DINANDRO son dos fuerzas dentro de la Policía Nacional del Perú.

De particular interés es la participación de la fuerza de policía contra la droga, conocida como DINANDRO en su acrónimo en castellano. Entre 2002 y 2007, EE.UU. invirtió más de 79 millones de dólares en la PNP. Los fondos entre 2002 y 2004 fueron para “ejercicios de entrenamiento y en el terreno para realzar las capacidades de DINANDRO de realizar ejercicios básicos en carreteras y vías fluviales, así como para proveer seguridad para los equipos de erradicación en las áreas más alejadas. La intensificación de estos esfuerzos de mantenimiento del orden requerirá vehículos, comunicaciones, equipos de campaña, equipos de emergencia y de reacción de seguridad y perros detectores de drogas adicionales.” En 2007, el financiamiento del gobierno de EE.UU. para DINANDRO fue expandido para “reforzar las capacidades de DINANDRO para realizar interdicción avanzada de carreteras, control de disturbios, mayor seguridad para los equipos de erradicación, e interdicción en áreas recalcitrantes.” En 2007 el gobierno de EE.UU. también introdujo la primera de por lo menos cuatro “Escuelas Pre-Policía” para estudiantes del 5º año de secundaria. Los graduados pueden participar en el examen de admisión a la Escuela Técnico Superior de la PNP. Las “Escuelas de Pre-Policía” son gratuitas.

Contrainsurgencia

Mientras Perú se militarizaba con el pretexto de la guerra de la droga, el Departamento de Estado de EE.UU. justificó su asignación presupuestaria para 2008 señalando: “El mayor cambio del programa policial para el año fiscal será el requerimiento de apoyar una presencia muy ampliada de la policía contra la droga de Policía Nacional del Perú (DINANDRO) en los valles de cultivo de coca.” Aunque la región en la que ocurrió la masacre no es de ninguna manera una importante región de cultivo de coca, aparece ciertamente en el mapa de la Oficina de la ONU contra la droga y el crimen (UNODC) (archivo PDF – vea página 192).

El gobierno de EE.UU. es propenso a financiar operaciones “antinarcóticos” en territorio rebelde, que es entonces utilizado, sea abiertamente (nótese el entrenamiento suministrado a DINANDRO por EE.UU. en el control de disturbios) o de modo clandestino, para financiar operaciones de contrainsurgencia. La simple mención de la región en el mapa de cultivo de coca de UNODC combinado con la presencia de organizaciones de resistencia indígena prácticamente asegura un refuerzo militar-policial en la región. De hecho, un informe de la GAO de 1991 declaró: “La política del poder ejecutivo [peruano

] es utilizar la ayuda antinarcóticos contra narcotraficantes y grupos insurgentes vinculados al narcotráfico… creemos que la política es razonable.” El informe de la GAO sigue diciendo:

“De los 702 policías entrenados para propósitos antinarcóticos desde 1989, sólo cerca de un 56% provenían de unidades con una misión antinarcóticos. El restante 44% venía de unidades policiales con una misión primordial de contrainsurgencia. Esas unidades incluyen a los Sinchis (División de Operaciones Tácticas Antidrogas Sur) y al Departamento de Operaciones Especiales [Dinoes, que también participó en la masacre]… En diciembre de 1990, el Departamento de Estado instruyó a la embajada que no podía entrenar a ciertos tipos de unidades, incluido el Departamento de Operaciones Especiales, porque no estaban directamente involucradas en misiones antinarcóticos. A pesar de esa notificación la Sección de Asuntos de Narcóticos entrenó a 32 personas que no debieran haber sido entrenadas; esos 32 representaban casi un 14% del número total de policías entrenados después de emitida la instrucción. Según funcionarios de la sección, el entrenamiento de fuerzas de operaciones especiales ayudará a los esfuerzos de EE.UU. para obtener su apoyo en operaciones futuras… Aunque policías de los Sinchis y del Departamento de Operaciones Especiales pueden realizar algunas operaciones antinarcóticos, se reconoce que su misión primordial es la contrainsurgencia.”

Aunque el informe de la GAO es de la era de Fujimori, los presidentes derechistas que le siguieron han hecho poco por rectificar los males del pasado. Uno de los ejemplos más flagrantes de este hecho es la ley de amnistía de Perú que protege a criminales de guerra. Además, el actual presidente Alan García sirve su segundo período no consecutivo; sirvió el primero en 1985-1990, cuando la guerra sucia de Perú tenía lugar a todo vapor. El gobierno de García ha sido siempre caracterizado por masacres contra el descontento social: el actual presidente fue responsable de la masacre de Accomarca en agosto de 1985 (entre 47 y 74 campesinos muertos), la masacre de Cayara en mayo de 1988 (unos treinta muertos y más desaparecidos), y varios disturbios en las prisiones en los que fueron ejecutados más de 200 reclusos.

Por desgracia, la masacre de García de los pueblos indígenas awajún y wampi en el bloqueo de Bagua es sólo la última en toda una serie. El propio García parece totalmente impenitente respecto a la última matanza, y supuestamente ha calificado a las organizaciones indígenas que participaron en el bloqueo de Bagua de “ignorantes” y se ha basado en argumentos típicamente racistas para restar importancia al movimiento indígena. Dando a entender que la gente indígena es incapaz de pensar por sí misma y de tomar sus propias decisiones sobre su bienestar, declaró a la prensa que las organizaciones indígenas estaban siendo manipuladas por fuerzas izquierdistas extranjeras.

Helicópteros

Testigos de la masacre de Bagua afirman que la policía disparó gas lacrimógeno y munición de guerra desde helicópteros policiales. Los helicópteros, Mi-17 hechos en Rusia, no fueron comprados con dólares de EE.UU., pero el dinero de la guerra contra la droga estadounidense los ha mantenido durante años.

Como parte de la Iniciativa Andina contra la Droga (IAD), un programa de George H.W. Bush que generó el infame Plan Colombia, el gobierno de EE.UU. emprendió la tarea de actualizar la flota aérea policial de Perú. El periódico peruano La República informó que el gobierno de EE.UU. se proponía actualizar toda la flota de la PNP. EE.UU. comenzó a suministrar fondos para las aeronaves peruanos bajo los auspicios de esfuerzos contra la droga en 1988. En 2004, el gobierno de EE.UU. suministró “financiamiento para pilotos, tripulaciones, y personal de apoyo para 15 helicópteros UH-1H de propiedad del gobierno de EE.UU. y 14 helicópteros peruanos Mi-17,” estos últimos del mismo tipo de helicóptero utilizado en la masacre de Bagua. Ya que la ayuda extranjera de EE.UU. puede tardar varios años en llegar al país receptor, es posible que el gobierno de EE.UU. haya financiado a los pilotos y las tripulaciones que estaban en los Mi-17 que fueron supuestamente utilizados para asesinar a indígenas peruanos en Bagua.

En 2007, el Departamento de Estado mencionó a los Mi-17 entre otros aviones de la PNP en su justificación del presupuesto, escribiendo que “fondos del año fiscal 2007 también cubrirán el combustible, mantenimiento, hangares y almacenamiento, alquiler de aviones cuando sea necesario, y el apoyo operativo para personal de la Aviación de la PNP (DIRAVPOL).” Un año después, el Departamento de Estado escribió: “El año fiscal 2008 continuará la fuerte inversión de fondos en el entrenamiento y el desarrollo profesional de personal de aviación de la PNP aparte del presupuesto para el aumento de las horas de vuelo.”

Aparte de financiar los helicópteros Mi-17 existentes de Perú, EE.UU. ha donado unos 24 helicópteros armados Huey II (UH-II) a la PNP. Los Hueys no fueron usados en la masacre de Bagua, pero la masacre debiera hacer que el gobierno de EE.UU. lo piense dos veces antes de donar helicópteros de combate con múltiples cañones y lanzacohetes montados en toda la nave. Los Huey II donados llegaron con el sistema de armamento M16, que incluye una combinación de ametralladoras M60C de 7.62mm y dos lanzacohetes MK-40 de siete tubos de 2,75 pulgadas.

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Kristin Bricker es corresponsal basada en México de Narco News. También forma parte del colectivo Rebel Imports que vende textiles, café y miel de comercio justo de las cooperativas zapatistas. Para contactos con Kristin escriba a krisbricker@gmail.com. Su blog personal es http://mywordismyweapon.blogspot.com

http://narcosphere.narconews.com/notebook/kristin-bricker/2009/06/us-drug-war-money-funded-peru-indigenous-massacre

Freno a la pedagogía neocolonial




Las organizaciones indígenas y magisteriales de América Latina llevan ya muchos años de crítica y denuncia de los libros de texto que en las escuelas primarias y secundarias, institutos y universidades "tuercen y desprecian la historia de nuestros pueblos".

El 6 de junio pasado, Día del Maestro boliviano, el presidente Evo Morales promulgó tres decretos, uno de los cuales propone incentivar y brindar apoyo oficial a los profesores que escriban textos escolares. Explícitamente se refirió a Santillana, editorial española a la que acusó de imponer una "formación colonialista".

Santillana fue fundada en 1960 por Jesús Polanco Gutiérrez (1929-2008), quien empezó su carrera como librero modesto de Madrid y, con el tiempo, se convirtió en el personaje más influyente y poderoso de la llamada "transición democrática" y en amo absoluto del pulpo mediático Prisa.

Llevado de la mano por Manuel Fraga Iribarne (ilustre y legendario fascista gallego del Partido Popular), Polanco consiguió del generalísimo Francisco Franco la autorización para fundar El País (1973), periódico que arrancó con posiciones de izquierda, devino en "pragmático" y acabó alineado con las posiciones más conservadoras.

Seis años después, Polanco organizó la Fundación Santillana “… con el propósito de promover el estudio de nuevas técnicas educativas y de la comunicación”. Y gracias al tráfico de influencias de amigos incrustados en el régimen franquista y el Opus Dei, obtuvo buena información sobre la reforma educativa en materia de textos escolares.

Cuando la ley de Educación General Básica (EGB) fue aprobada, Santillana tenía todos los textos a punto. Pero en su libro El negocio de la libertad, el periodista español Jesús Cacho asegura que la verdadera fortuna de Polanco nació del juego de la exportación, sobrefacturando libros de España a Colombia, y desde Colombia a Estados Unidos.

Simultáneamente, Polanco se alzaba con el Instituto de Cooperación Iberoamericana, institución que le facilitó el acceso al general Augusto Pinochet, con quien hizo el negocio de su vida. Desde entonces, todos los niños chilenos se forman con los textos de Santillana, donde el tono peyorativo resulta similar al empleado por el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo en su Tratado natural de las Indias (1535), totalmente opuesto al del madrileño Alonso de Ercilla en La Araucana, que narra la lucha entre mapuches y españoles (1569).

En México, la Secretaría de Educación Pública de Vicente Fox pagó 350 millones de dólares a editoriales privadas. Ochenta por ciento del negocio se lo llevaron ocho empresas. La más beneficiada fue Santillana (100 millones).

Los libros de Santillana llegaron a Bolivia con la reforma educativa de 1994 (financiada por el Banco Mundial) y durante el gobierno de Hugo Banzer (1997-2001), que licitó la elaboración de los textos oficiales por parte de la editorial española. Un par de señoritas, hijas de los ministros de educación, fueron agraciadas con pasantías de un año en la casa matriz.

La decisión del gobierno boliviano no fue improvisada. Desde enero pasado, el Ministerio de Educación venía alertando que los libros de Santillana no podían considerarse textos oficiales. Por ende, no debían ser exigidos a las familias. José Luis Álvarez, secretario ejecutivo de la Federación de Trabajadores del Magisterio Urbano de La Paz, calificó los libros de la editorial de "malos, descontextualizados y nada didácticos".

Por ejemplo, al revisar Historia y Geografía 4 (edición 2007), los especialistas destacan "la notable fragmentación de información al estilo de la peor televisión: temas complejos que se resuelven con un bombardeo de recuadros en los que todo parece tener el mismo valor. Opiniones, párrafos entresacados de otros textos, preguntas, afirmaciones taxativas. Todo es mínimo, momentáneo, descartable".

Temas como "políticas mundiales de seguridad" (p. 190), "integración regional sudamericana" (p. 186), "acuerdos económicos e integración mundial" (p. 184), Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Área de Libre Comercio de las Américas, Organización Mundial de Comercio se explican como "procesos naturales" de estructuras e instituciones que el libro asume como realidades incuestionables y carentes de antecedentes e historia. Asimismo, la pobreza (p. 144) se califica como "problema", "realidad", "condición", evitando el análisis serio y profundo de sus causas. Las tareas e investigaciones que sugiere este capítulo, muy comentado, se mantienen a nivel de descripciones generales, desarticuladas y descontextualizadas, recurriendo a lo fugaz y transitorio.

El negocio de Santillana cuenta con el apoyo del Estado español, que por mediación de los denominados créditos FAD, obligan a los países firmantes a adquirir bienes y servicios españoles, en particular materiales relacionados con proyectos educativos que son producidos y vendidos por empresas de este país.

En un intento por legitimar la producción de Santillana, un periódico derechista de Santa Cruz, se apresuró a indicar que todos los textos de la editorial son made in Bolivia (sic).

El colapso de la industria automotriz imperial de EE.UU.

De Detroit al Amazonas
Tom Dispatch

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens


Introducción del editor de Tom Dispatch

En los años veinte el eslogan de ventas no se andaba con miramientos: “Ford, el coche universal.” En la década de los cuarenta, a la espera de una época dorada, se mostraba esperanzado: “Hay un Ford en tu futuro.” En los cincuenta y sesenta, tenía miras amplias: “Ford tiene una idea mejor.” En los setenta, un ligero tono suplicante: “Ford quiere ser la compañía de tu coche.” En los ochenta, se había convertido en una pregunta: “¿Has conducido un Ford últimamente?” En 2004, era simplemente una mentira: “Ford, construido para la carretera que te espera.” Ahora, que sepamos, debiera haber sido algo como: “Ford, hecho para el precipicio del futuro.”

En retrospectiva los Tres Grandes, tuvieron otrora la misma autoseguridad imperial respecto al producto. Chevrolet, claro está, era “el latido de EE.UU.” Cadillac fue “el estándar del mundo.” Buick, “el espíritu del estilo de EE.UU.” Y Pontiac: “Somos la pasión de conducir.” Bueno, ya no, mi amigo.

Todavía tengo mi viejo Ford Taurus, pero el otro día, el Wall Street Journal publicó un artículo sobre Detroit señalando que, aunque todavía pueda mantener el mismo lema, la “Ciudad del Automóvil”, igual que las líneas anteriores, parece representar la más triste de las historias. “Tienes que abandonar la ciudad,” señaló Andrew Grossman del Journal, sólo para comprar un nuevo Chrysler o un Jeep, ahora que los concesionarios locales han cerrado sus negocios. Lo mismo vale si quieres comprar un libro nuevo, ya que la cadena de librerías Borders, fundada a sólo 60 kilómetros de distancia, cerró su tienda en Detroit en junio. Lo mismo vale para casi todo lo demás. Ya ni siquiera hay una tienda de comestibles de alguna cadena nacional en algún sitio de la ciudad. ¡Y que me hablen de que EE.UU. se vacía!

El otro día presenté algunas recomendaciones para la lectura de verano. Tengo una sugerencia más: considéralo tu lección de historia de EE.UU., totalmente extraño, profundamente cautivador, para los cálidos meses del colapso automotor estadounidense. Hablo de “Fordlandia, The Rise and Fall of Henry Ford's Forgotten Jungle City” [Fordlandia, el ascenso y la caída de la ciudad en la selva de Henry Ford] de Greg Grandin. Como colaborador regular de TomDispatch, Grandin lo deja asombrosamente claro a continuación, la historia que cuenta no podría ser más relevante para nuestro momento difícil de catástrofe económica y automotriz – o más extraño. Tom

Un viaje por las ruinas del imperio

De Detroit al Amazonas

Greg Grandin

El imperio termina con una retirada. No, como muchos supusieron hace unos años, de Iraq. Allí, como en Afganistán, aguantamos hasta el final, pase lo que pase, atrapados en la mayor acumulación de chatarra “demasiado grande para fracasar”. Pero, una retirada de Detroit.

Por cierto, la verdadera evacuación de la Ciudad del Automóvil comenzó hace décadas, cuando Ford, General Motors, y Chrysler comenzaron a transferir más y más de sus operaciones fuera del área del centro hacia áreas rurales más difíciles de sindicalizar y, finalmente, al extranjero. Incluso cuando la economía florecía en los años cincuenta y sesenta, cada día 50 residentes de Detroit ya hacían sus maletas y partían de la ciudad. Para cuando cayó el Muro de Berlín en 1989, Detroit ya tenía decenas de miles de lotes baldíos y más de 15.000 casas abandonadas. Impresionantes edificios Beaux Arts y modernistas fueron abandonados para que volvieran a la naturaleza, sus pisos y techos cubiertos por pasto. Ahora apenas sirven de recargadas pajareras.

En términos mitológicos, sin embargo, Detroit sigue siendo la cuna ancestral del celebrado capitalismo estadounidense. Y mirando hacia los años por venir, la repentina desintegración de los Tres Grandes en este año seguramente será vista como un golpe al poder estadounidense comparable con el fin del Raj, la pérdida de India por Gran Bretaña, esa joya en la corona imperial, en 1948. Olvidemos la posesión de una colonia o de la bomba, en la segunda mitad del Siglo XX, la verdadera marca de una potencia mundial fue la capacidad de hacer un motor V-8 de precisión.

Ha habido abundantes disecciones de lo que anduvo mal en la industria automotriz, así como cariñosas reminiscencias sobre los días juveniles de Detroit, sobre inmensos ‘tailfins’ y carburadores de doble cuerpo. El año pasado, el icónico Clint Eastwood incluso acabó con el icónico trabajador automovilístico blanco en su cinta Gran Torino. Pocos de estos post mortem han dado a conocer, sin embargo, hasta qué punto Detroit fue crucial para la política exterior de EE.UU. – no sólo como sostén de la economía de alta tecnología, de altos beneficios por la exportación, de EE.UU., sino como confirmación de nuestro sentido de nosotros mismos como primera potencia del mundo (aunque al vincular la desaparición de Detroit con la repercusión de la guerra ilegal del presidente Nixon en Laos, Eastwood por lo menos llegó más cerca que la mayoría).

Detroit no sólo suministró una corriente continua de símbolos del poder cultural de EE.UU., sino ofreció el conocimiento organizativo necesario para dirigir una vasta empresa industrial como una compañía automotriz – o un imperio. A los eruditos les encanta citar al presidente de GM, Charlie “Engine” Wilson, quien dijo genialmente que pensaba que lo que era bueno para EE.UU. “era bueno para General Motors, y viceversa.” Pocas veces se señala, sin embargo, que Wilson hizo su observación en su audiencia de confirmación ante el Senado para ser Secretario de Defensa de Dwight D. Eisenhower. En el Pentágono, Wilson impuso el modelo burocrático corporativo de GM a las fuerzas armadas, modernizándolas para librar la Guerra Fría.

Después de GM, le tocó a Ford tomar las riendas, y John F. Kennedy nombró a su director ejecutivo

Robert McNamara y sus “niños precoces” para que prepararan a las tropas estadounidenses para una “larga lucha nebulosa, año tras año.” McNamara utilizó el enfoque de “administración de sistemas” integrado de Ford para lanzar una “matanza mecanizada, deshumanizada” desde los cielos contra Vietnam, Laos y Camboya, como la describiera una vez el historiador Gabriel Kolko.

Tal vez, por lo tanto, deberíamos pensar en las ruinas de Detroit como nuestro Foro Romano. Tal como los arcos triunfales de Roma todavía nos recuerdan sus pasadas victorias imperiales en Mesopotamia, Persia, y otros sitios, así los actuales edificios dilapidados de ‘Motown’ invocan la supremacía en rápida desaparición de EE.UU.

Entre los más imponentes está la fábrica de Henry Ford en Highland Park, cerrada desde fines de la década de los cincuenta. Apodada Palacio de Cristal por sus muros de vidrio desde el piso al techo, fue donde Ford perfeccionó la producción en línea de montaje, construyendo 9.000 Modelo T por día – un millón hasta 1915 – catapultando a EE.UU. a años luz por delante de Europa industrial.

También allí Ford pagó por primera vez a sus trabajadores cinco dólares por día, creando uno de los vecindarios de clase trabajadora de más rápido crecimiento y más próspero de todo EE.UU., repleto de excelentes casas de estilo Artes y Oficios. Actualmente, Highland Park parece una zona de guerra, con calles cubiertas de trozos de vidrio y flanqueadas por casas quemadas. Más de un 30% de su población vive en pobreza, y más vale no conocer las cifras de desempleo (más de un 20%) o los ingresos anuales promedio (menos de 20.000 dólares).

Hay un recuerdo de que no fue siempre así. Una pequeña placa de registro histórico delante de la fábrica Ford dice: “la producción en masa pronto pasó de aquí a todas las fases de la industria estadounidense y sentó las bases para la abundancia de la vida del Siglo XX.”

EE.UU. en el Amazonas

Para comprender verdaderamente hasta dónde ha caído EE.UU. de las alturas de su grandeza industrial – y para comprender cómo esa grandeza condujo a estupendos actos de locura – hay que visitar otro conjunto de ruinas lejos del cinturón de óxido del medio oeste estadounidense; yacen, en lo profundo (y casi olvidadas) en, de todos los lugares imaginables, en la selva tropical del Amazonas brasileño. Allí, cubierto por enredaderas tropicales, está el testamento de Henry Ford para la creencia de que el Modo de Vida Estadounidense podía ser fácilmente exportado, incluso a uno de los sitios más salvajes del planeta.

Ford poseía bosques en Michigan, así como minas en Kentucky y West Virginia, que le daban el control sobre todos los recursos naturales necesarios para hacer un coche – con la excepción del caucho. De modo que, en 1927, obtuvo una concesión de tierras amazónicas del tamaño de un pequeño Estado estadounidense. Ford podría haber establecido simplemente oficina de adquisición, y comprado caucho de productores locales, dejando que vivieran sus vidas a su gusto. Es lo que hacían otros exportadores de caucho.

Ford, sin embargo, tenía ideas más grandiosas. Se sintió en la obligación de cultivar no sólo “caucho sino también a los recolectores de caucho.” De modo que se lanzó a superponer el modo de vida estadounidense a Amazonia. Hizo que sus gerentes construyeran casas con techos de tejas al estilo Cape Cod para la mano de obra brasileña que contrató. Los instó a plantar jardines y huertas y a comer pan de trigo, arroz integral, melocotones de Michigan en latas, y harina de avena. Llamó su ciudad en la selva, con orgullo apropiado, Fordlandia.

Eran los años veinte, por supuesto, y por lo tanto sus gerentes impusieron la Prohibición del alcohol, o por lo menos trataron de hacerlo, aunque no era una ley brasileña, como en EE.UU. en esos días. Los fines de semana, la compañía organizaba bailes de ‘square dance’ y declamación de poesía de Henry Longfellow. El hospital construido por Ford en la ciudad ofrecía atención sanitaria gratuita a trabajadores y visitantes por igual. Fue diseñado por Albert Kahn, el renombrado arquitecto que construyó una serie de los edificios más famosos de Detroit, incluido el Crystal Palace. Fordlandia tenía una plaza central, aceras, fontanería interior, céspedes cuidados, un cine, tiendas de zapatos, heladerías y perfumerías, piscinas, canchas de tenis, un campo de golf y, por supuesto, Modelos T que circulaban por sus calles pavimentadas.

El choque entre Henry Ford – el hombre que redujo la producción industrial a los movimientos más simples a fin de producir una serie de productos infinitamente idénticos, el primero indistinguible del millonésimo – y el Amazonas, el ecosistema más complejo y diverso del mundo, fue chaplinesco en lo absurdo, y produjo un desfile de calamidades propias de una película de Hollywood. Hay que pensar en “Tiempos Modernos” que se encuentra con “Fitzcarraldo”. Los trabajadores brasileños se rebelaron contra el puritanismo de Ford y la naturaleza se rebeló contra su regimentación industrial. Dirigida por administradores incompetentes que sabían poco de la plantación de caucho y mucho menos de ingeniería social, Fordlandia se vio plagada en sus primeros años por el vicio, peleas con cuchillos, y disturbios. El sitio parecía menos ‘Nuestro Pueblo’ que Deadwood, y burdeles y bares se propagaban por sus bordes.

Ford finalmente logró controlar su feudo homónimo, pero como insistió en que sus administradores plantaran los gomeros en filas cerradas – en sus fábricas en Detroit, Ford acercó genialmente a sus máquinas para reducir los movimientos – creó realmente las condiciones para la propagación explosiva de los insectos y plagas que viven del caucho, y estos terminaron por devastar la plantación. Durante casi dos décadas, Ford invirtió millones y millones de dólares en el intento de lograr que su utopía en la selva trabajara al estilo estadounidense, pero ni una gota de látex de Fordlandia llegó a introducirse en un coche Ford.

Lo más espeluznante de todo esto es lo siguiente: Hoy en día, las ruinas de Fordlandia se parecen en mucho a las de Highland Park, así como otras ciudades en el cinturón de óxido que otrora resonaban con vida centrada en una fábrica ahora han retornado a la maleza. Existe, de hecho, un extraño parecido entre el depósito de agua oxidado de Fordlandia, su aserradero con los vidrios rotos y su planta eléctrica vacía y los cascarones de las mismas estructuras en Iron Mountain, una decaída ciudad industrial en la península superior de Michigan que también solía ser una ciudad de Ford.

En el Amazonas, el hospital de Albert Kahn se ha derrumbado, la selva ha recuperado el campo de golf y las canchas de tenis, y los murciélagos se han establecido en casas en las que vivieron en otros días los gerentes estadounidenses, cubriendo sus paredes de yeso con una capa de guano. No hay una placa conmemorativa que marque su lugar en la historia, Pero Fordlandia, no menos que la ruina de Detroit, es un monumento a los titanes del capital estadounidense – ninguno más titánico que Ford – que creyeron que EE.UU. ofrecía un modelo universal, y universalmente reconocido, para el resto de la humanidad.

Misión en la selva

Sería fácil leer la historia de Fordlandia como una parábola para la arrogancia. Con una gran determinación e indiferencia sobre el mundo que parecen demasiado familiares, Ford rechazó deliberadamente el consejo de expertos y se lanzó a convertir el Amazonas en el Medio Oeste de su imaginación. Mientras más fracasaba el proyecto como tal – es decir, la producción de caucho – más lo defendían los funcionarios de Ford como misión civilizadora; se puede pensar en ello como una especie de distante muestra previa del conjunto en permanente expansión de justificaciones de los motivos por los cuales EE.UU. invadió Iraq hace seis años. Pero Fordlandia penetra de un modo más profundo en la médula de la experiencia estadounidense.

Hace más de 50 años, el historiador de Harvard, Perry Miller, dio una famosa conferencia que intituló

"Misión en la selva." En ella trató de explicar por qué los puritanos ingleses partieron, para comenzar, hacia el Nuevo Mundo, en lugar de ir, digamos, a Holanda. Fueron, sugirió Miller, no sólo para escapar a la corrupción de la Iglesia de Inglaterra, sino para completar la reforma protestante de la cristiandad, que se había estancado en Europa.

Los puritanos no huyeron al Nuevo Mundo, dijo Miller, sino más bien trataron de dar a los fieles en Inglaterra un “modelo que funcione” de una comunidad más pura. Dicho de otra manera, algo central desde el comienzo para la expansión en América fue una “profunda inquietud”, un sentimiento de que “algo ha andado mal” en casa. Cuando la Colonia de la Bahía de Massachusetts sólo tenía unas pocas décadas, el descontento Cotton Mather comenzó a aprender español, pensando que se podría crear una mejor “Nueva Jerusalén” en México.

La fundación de Fordlandia fue impulsada por una intranquilidad semejante, un sentido de desgaste, incluso en buenos tiempos, de que “algo había ido mal” en EE.UU. Cuando Ford se lanzó a su aventura amazónica, ya había pasado la mayor parte de dos decenios, y una gran parte de su enorme fortuna, tratando de reformar la sociedad estadounidense. Sus frustraciones y descontento con la política y la cultura interior eran numerosas. La guerra, los sindicatos, Wall Street, los monopolios de la energía, los judíos, los bailes modernos, la lecha de vaca, Teodoro y Franklin Roosevelt, los cigarrillos y el alcohol fueron algunos de sus numerosos blancos y quejas. Pero debajo de todos esos enojos imaginarios se agitaba el hecho de que la fuerza que el capitalismo industrial había ayudado a desatar estaba socavando el mundo que esperaba restaurar.

Ford predicaba con la confianza de un pastor su única y verdadera idea: que una productividad en crecimiento permanente combinada con una remuneración en crecimiento permanente mitigaría el penoso trabajo humano y crearía prósperas comunidades de la clase trabajadora, y beneficios corporativos dependientes de la continua expansión de la demanda de los consumidores. “Altos salarios,” como dijo Ford, para crear “grandes mercados.” A fines de los años veinte, el fordismo – cómo llegó a ser llamada esa idea – era sinónimo de forma de pensar estadounidense, envidiada en todo el mundo por tener un capitalismo industrial aparentemente humanizado.

Pero el fordismo contenía en sí las semillas de su propia destrucción: la ruptura del proceso de montaje en tareas cada vez más pequeñas, combinada con rápidos progresos en el transporte y la comunicación, facilitó que los fabricantes se salieran de la relación de dependencia establecida por Ford entre altos salarios y grandes mercados. Los bienes podían ser producidos en un sitio y vendidos en otro, eliminando el incentivo que los empleadores tenían para pagar a los trabajadores lo suficiente para que compraran los productos que fabricaban.

En Roma, las ruinas aparecieron después de la caída del imperio. En EE.UU., la destrucción de Detroit ocurrió incluso mientras el país se elevaba a nuevas alturas como superpotencia.

Ford percibió temprano esa desarticulación y reaccionó ante ella, tratando por lo menos de ralentizarla de maneras cada vez más excéntricas. Estableció por todo Michigan una serie de “aldeas-industrias” descentralizadas hechas para equilibrar el trabajo agrícola e industrial y rescatar el EE.UU. de los pequeños poblados. Pero sus comunas pastorales no podían competir ante el poder puro de los cambios en cuya concepción Ford había tenido un rol tan importante. De modo que se volvió al Amazonas para crear su Ciudad sobre la Colina, en este caso una ciudad en un valle de un río tropical, reuniendo todas las numerosas variedades de su creencia en lo utópico en un último y desesperado intento de tener éxito.

Hace casi un siglo, el periodista Walter Lippmann observó que el impulso por rehacer el mundo, representó una cepa común de “característica estadounidense primitiva,” reforzada por una confianza nacida de logros sin igual. Luego continuó con una pregunta que quería ser sarcástica pero que, en los hechos, fue demasiado profética: “¿Por qué el éxito en Detroit no debiera garantizar el éxito frente a Bagdad?” Conocemos la ruina que acaeció en Detroit. ¿Hasta dónde en Bagdad? ¿Hasta dónde en EE.UU.?

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Greg Grandin es profesor de historia en la Universidad de Nueva York y autor numerosos libros, el más reciente “Fordlandia: The Rise and Fall of Henry Ford's Forgotten Jungle City,” (Metropolitan 2009). Para contactos escriba a: grandin@nyu.edu.

Copyright 2009 Greg Grandin

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La gran amenaza del virus A(H1N1)

La gran amenaza del virus A(H1N1)

Junio 2009. Numero 164


Mucho más que una gripe

Por Ignacio Ramonet


Junio de 2009 - número 164En la ribera texana del ancho Valle del Río Grande, a dos pasos de la frontera con México, se halla Harlingen. En esa pequeña y coqueta ciudad estadounidense, el pasado 5 de mayo, falleció Judy Trunnell, una joven maestra de escuela de 33 años que acababa de dar a luz, por cesárea, a una niña radiante y saludable. "Era una persona maravillosa, cálida. Se consagraba a la educación de niños discapacitados", declararon sus familiares y amigos que acudieron a su vivienda, situada en una luminosa calle de esa localidad, para expresar su pésame en el funeral (1).

El destino quiso que Judy fuese la primera estadounidense fallecida a causa del virus de la nueva gripe que la Organización Mundial de la Salud (OMS) llama ahora A(H1N1). Un nombre aséptico para evitar el uso de "gripe mexicana" que contraría a las autoridades aztecas, o de "gripe porcina" que enfada a los grandes industriales de carne de cerdo.

Sin dejarse distraer por esa astucia, el marido de Judy, Steven Trunnell, presentó ante un juez, el pasado 11 de mayo, una demanda contra la productora de carne porcina más importante del mundo: Smithfield Foods Inc. Esta multinacional posee -a través de su filial mexicana Granjas Carroll- unos gigantescos criaderos de cerdos cerca de un pueblecito de tres mil habitantes, La Gloria, perteneciente al municipio de Perote, en el Estado mexicano de Veracruz.

El abogado de Steven Trunnell, Marc Rosenthal, reveló que esa compañía posee más de un millón de cerdos hacinados en unas doscientas porquerizas situadas en el entorno de La Gloria. Añadió que los habitantes locales se quejan de la hediondez y de las pésimas condiciones higiénicas de las cochiqueras. La demanda tratará de reclamar daños y perjuicios por "la muerte injusta de Judy, provocada por Smithfield Foods"; y reclamará "unos mil millones de dólares". Marc Rosenthal (2) se propone denunciar el horror de los insalubres criaderos industriales de puercos y aportar pruebas de que la gripe A(H1N1), probablemente, tuvo su origen en esas pocilgas de La Gloria desde donde se está propagando a todo el planeta.


Aunque la empresa Smithfield Foods niega cualquier relación entre sus instalaciones y la aparición de un foco de nueva gripe a las puertas de sus granjas (3), un informe reciente de GRAIN (4) parece confirmarlo. Los expertos de esta organización no gubernamental alertan de que el aumento en gran escala de zahúrdas industriales ha creado las condiciones perfectas para el surgimiento y dispersión de nuevas formas de gripe altamente virulentas. Tales criaderos constituyen bombas de relojería listas para desencadenar epidemias mundiales. Ya en 2006, unos investigadores del Instituto Nacional de Salud (NIH) de Estados Unidos habían declarado: "La alta concentración de enormes cantidades de animales apretujados en muy poco espacio facilita la rápida transmisión y mezcla de los virus" (5).

Tres años antes, en marzo de 2003, la revista Science (6) había advertido de que la gripe porcina estaba evolucionando en fase rápida a causa del aumento del tamaño de los criaderos industriales y del uso generalizado de antibióticos y vacunas. Los virólogos alertaban precisamente a México y a Estados Unidos del peligroso coctel vírico que estaba por venir (7). Afirmaban lo siguiente: "Parece que después de años de estabilidad, el virus de la gripe porcina de América del Norte se halla en una fase de rápida evolución y cada año produce nuevas variantes".

Achacaban la fulgurante mutación de los virus a dos causas: el hacinamiento en criaderos insalubres de un número cada vez mayor de cerdos; y la práctica de vacunar a las hembras ya que la vacuna actúa seleccionando nuevos virus mutantes. Esos dos factores, avisaban los expertos, "aumentan la probabilidad de que emerja un nuevo virus transmisible entre humanos". Luego, el virus se disemina de modo imparable.

En ese mismo artículo, el Dr. Christopher Olsen, virólogo molecular en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Wisconsin, en Madison, hasta se atrevió a profetizar: "Ahora debemos buscar en México, la granja en donde va a aparecer la próxima pandemia" (8).

Aunque la OMS, en sus últimos comunicados, no haya confirmado que el brote tuvo ahí su origen, todo indica que esa granja se ha localizado. Y que el infierno de la actual epidemia empezó en La Gloria. A escasa distancia de los criaderos de cerdos de la empresa Smithfield, una de las mayores empresas agroalimentarias del planeta y el número uno mundial de la carne de cerdo. Su sede se encuentra en la ciudad de Smithfield, Virginia; y posee filiales en nueve países a través del mundo. En España, Smithfield Foods controla el 24% del capital de Campofrío, líder español de la producción de carne de cerdo. Campofrío se fusionó, en junio de 2008, con la filial europea Smithfield Holdings (9) del gigante norteamericano para formar una nueva empresa Group Campofrío (10).

Con una cifra de negocios de casi 12.000 millones de dólares, Smithfield Foods es la tercera compañía estadounidense más poderosa en la producción de alimentos, después de Archer Daniels Midland y de Tyson Foods. En 2008, ocupó el lugar número 222 entre las 500 firmas más importantes del mundo, según la revista Fortune (11). Pero esta compañía, que abastece a las cadenas de comida rápida McDonald’s y Subway, ha sido frecuentemente acusada de contaminar agua, suelo y aire, y de no respetar los derechos de sus trabajadores. En su informe de 2005, Sangre, sudor y miedo. Derechos de los trabajadores en las plantas cárnicas y avícolas de Estados Unidos , la organización no gubernamental Human Rights Watch denunció duramente sus abusos (12). También fue multada, en 1997, con 12.300.000 dólares, por violar la Ley de Aguas Potables (13).

Para evitar esas acusaciones, Smithfield Foods trasladó parte de sus criaderos a países como México, Rumanía y Polonia, en los que las leyes en favor del medio ambiente son más laxas o inexistentes, y donde algunos políticos están más dispuestos a dejarse corromper (14). Mediante su filial Granjas Carroll, Smithfield se instaló en la remota zona rural mexicana de La Gloria en 1994, aprovechando el Acuerdo de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá, y donde, gracias a la complicidad de políticos locales, no tiene que preocuparse de ser acusado de violar ley alguna sobre el medio ambiente.

En el interior de barracas con ventilación deficiente e iluminación constante para estimular su crecimiento, los cochinos viven encerrados en jaulas que impiden su movimiento. Son engordados hasta alcanzar unos 120 kilos. Los criaderos son verdaderas ciudades de cerdos, rodeadas de mares de excrementos y bazofias.

La contaminación provocada y su impacto en la salud de los habitantes vecinos, así como las lagunas en que depositan los desechos animales propiciaron, a partir de 2004, el surgimiento de un movimiento ecologista de protesta. Granjas Carroll respondió reprimiéndolo.
Muchos vecinos de La Gloria y de una decena de comunidades que viven desde hace años con esa hediondez y respiran día y noche una peste infernal, se unieron para protestar en contra de la expansión de la transnacional. Organizaron asambleas y marchas. La empresa los demandó por difamación. Varios activistas fueron reprimidos y procesados, otros detenidos y obligados a pagar una fianza para salir de prisión.

Un corresponsal del diario La Jornada (15), Andrés Timoteo, se desplazó al poblado para describir el ambiente en el que viven los habitantes: "Nubes de moscas emanan de las lagunas de oxidación donde la empresa Granjas Carroll vierte los desechos fecales de sus granjas porcícolas; y la contaminación a cielo abierto ya generó una epidemia de infecciones respiratorias (...) El vector epidémico serían las nubes de moscas que despiden las granjas porcícolas y las lagunas de oxidación donde la empresa mexicana-estadounidense arroja toneladas de estiércol".

Los habitantes atribuyen la aparición de infecciones a esa polución y al envenenamiento de las aguas y de la atmósfera.

Otro reportero, Jorge Morales Vázquez, contó en Milenio (16), cómo los pobladores llevan años protestando contra la expansión indiscriminada de la empresa porcícola y cómo han sufrido persecución policíaca, represión y amenazas. A su vez, durante su recorrido, el periodista constató "el fétido olor proveniente de las granjas de cerdos que se respira durante todo el día en la pequeña comunidad de apenas tres mil habitantes, así como la existencia de enjambres de moscas que infestan los domicilios de las familias". Verificó asimismo la proximidad de las "lagunas de oxidación" en las que se somete a un proceso de descomposición aéreo los desechos fecales de los cerdos -que se convierten en gas metano-, responsables del nauseabundo hedor que inunda la zona. El reportero transmitió que se sospecha, además, que haya problemas de filtración a las capas freáticas. Y pudo observar los llamados "biodigestores", fosas cubiertas con una puerta de metal, en donde se arrojan los cadáveres de cerdos enfermos o muertos por peleas en las pocilgas.

"En esos agujeros cavados en el suelo -relató- los cadáveres se descomponen, lo que representa una fuente más de contaminación y proliferación de moscas del tamaño de una abeja que llaman muerteras , las cuales, empujadas por el viento, viajan en enjambres hasta La Gloria e invaden los domicilios...". Muchas familias declaran haber sido afectadas por frecuentes dolores de cabeza, enfermedades gastrointestinales y de las vías respiratorias, y han desarrollado diarreas, tos, infecciones de garganta, vómitos y fiebre.

En este lugar, presumiblemente, el virus A(H1N1) saltó de los cerdos a los humanos en algún momento entre noviembre de 2008 y enero de 2009. Y pudo haber comenzado a infectar a grandes cantidades de personas a partir de principos de marzo (17).

Las autoridades federales no difundieron públicamente la información. Pero, a finales del año pasado y principios de 2009, el número de enfermos fue tan insólito que varios organismos internacionales de salud empezaron a preocuparse por lo que estaba ocurriendo en La Gloria.
De tal modo que el pasado 6 de abril -o sea 18 días antes de que el Gobierno mexicano alertara a la OMS de la aparición de un nuevo virus de gripe humana-, la web de Biosurveillance, que pertenece a Veratect (18), Centro del Gobierno estadounidense encargado de la información epidemiológica, transmitió que, en La Gloria, se estaban produciendo una serie de extraños casos de "infecciones respiratorias parecidas a la bronquitis neumónica, con fiebre y fuerte tos" y que "el 60% de los habitantes" padecía de una nueva y atípica enfermedad.

Es probable que el Ejecutivo azteca supo pronto que un foco infeccioso grave de una gripe desconocida se había producido en el valle de Perote y que, sin que los tratamientos habituales pudieran impedirlo, el mal se estaba difundiendo rápidamente a través del país. Pero no dió la alerta. Ni movilizó seriamente a sus servicios de salud y a sus investigadores científicos. Tampoco informó, en ese momento, a la Organización Mundial de la Salud (OMS) de la gravedad de una situación que se le estaba yendo de las manos.

¿Por qué actuó de ese modo el Gobierno mexicano? Según algunos analistas locales, esa "discreción" se puede explicar porque, cuando surgieron los primeros casos, se acercaban las vacaciones de Semana Santa. Periodo crucial, en tiempos de recesión, para la industria turística del país.

Pero todo indica que la causa principal de semejante silencio fue diplomática. Se trataba de evitar a toda costa que, por razones de seguridad sanitaria, se pospusiese la visita oficial de Barack Obama, prevista para los días 16 y 17 de abril, segunda salida al extranjero del Presidente estadounidense tras su estancia en Canadá en febrero pasado. Para el Presidente Felipe Calderón, cuya elección en julio de 2006 fue muy controvertida (19), la visita del mandatario estadounidense era una consagración definitiva. Nada -ni siquiera la amenaza de un nuevo virus devastador- debía retrasarla.

Prueba de lo avanzada que estaba ya por esas fechas la epidemia es que ya había llegado al propio entorno de Felipe Calderón. El arqueólogo Felipe Solís, quién recibió -con Felipe Calderón- en el Museo Nacional de Antropología de México al Presidente de Estados Unidos, estaba contaminado y murió seis días después de la visita del mandatario estadounidense.Un asesor del secretario estadounidense de Energía, Steven Chu, que había ido a México para preparar el viaje del Presidente Obama, se contagió también con la nueva enfermedad. El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, reconoció que la esposa, el hijo y hasta el sobrino del funcionario también presentaron síntomas de la nueva gripe (20).

Ante la magnitud que tomaba la pandemia, los servicios mexicanos de salud decidieron por fin actuar enviando muestras médicas tomadas de algunos enfermos de La Gloria a laboratorios de Estados Unidos y Canadá. Fue el Laboratorio Nacional de Microbiología de la Agencia de Salud Pública de Canadá, en Winnipeg, el que detectó el nuevo virus que contiene elementos de la gripe aviar, de la porcina y de la humana juntos, el 23 de abril, al analizar una muestra tomada en un niño de cinco años que se había enfermado en marzo pasado.

Ese niño, hoy ya curado, identificado como el primer ser humano -el "paciente cero"- infectado por la virulenta cepa de la nueva gripe porcina, se llama Édgar Hernández y su historia, narrada por el New York Times (21), lo ha hecho famoso en el mundo entero. Édgar ha contado los severos síntomas que sufrió cuando todo empezó en La Gloria el 9 de marzo pasado: su cabeza le ardía, tosía, le dolía la barriga, la garganta y no tenía ganas de comer (22).

Según la revista Science (23), en su artículo difundido el pasado 11 de mayo, se estimaba que el 24 de abril, fecha en que México hizo pública la pandemia, ya presumiblemente había en ese país entre 6.000 y 32.000 casos de gripe porcina, o sea muchos más que los confirmados por los laboratorios.

Hay poca evidencia de que este brote de gripe A(H1N1) sea, por el momento, más peligroso que las infecciones rutinarias de las cepas usuales de los virus estacionales que cada año causan la muerte de entre 250.000 y 500.000 personas en el planeta. Sin embargo, según Science , el virus A(H1N1) parece mucho más contagioso que el de la gripe común. Otro elemento preocupante: ataca más a los jóvenes sanos. Por ejemplo, en La Gloria, hubo el doble de niños de menos de 15 años contaminados, en comparación con los adultos. Según datos publicados en la web del New England Journal of Medecine (24), el 40% de los afectados tiene entre 10 y 18 años; y apenas el 5% tiene más de 50 años.

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que el nuevo virus aún puede mutar, hacerse mucho más virulento y causar una pandemia que se podría propagar hasta tres veces. La OMS señala que "la gravedad de esta gripe está influida por la tendencia de las pandemias a dar la vuelta al mundo en al menos dos y quizás tres oleadas".

Actualmente, en el hemisferio austral, empieza el periodo habitual de la gripe, y el virus A(H1N1) podría allí foguearse con los antivirales (Tamiflu) y proceder a una nueva mutación para regresar al hemisferio boreal en octubre próximo en condiciones mucho más virulentas, como lo hizo la terrible "gripe española" en 1918. Todo indica sin embargo que la nueva epidemia será menos severa que la de 1918, aunque algunos expertos estiman que será tan letal como la de 1957 (la "gripe asiática") que causó más de dos millones de muertos ... Otro riesgo es que el virus se combine con el de la gripe aviar, el temible H5N1, establecido en varios países, y produzca un mutante asesino de masas...

Para proteger a sus ciudadanos, los Gobiernos del planeta están ahora adquiriendo cantidades importantes del medicamento antiviral Tamiflu (oseltamivir), uno de los pocos tratamientos eficaces (se toma en cápsulas por vía oral) para combatir el virus mutado H1N1, y recomendado incluso por la OMS.

La historia del Tamiflu, en estas circunstancias, no deja de ser sugestiva. Fue descubierto por la firma biofarmacéutica Gilead Sciences Inc, cuya sede se encuentra en Foster City, California. Gilead cedió los derechos de fabricación y de comercialización a la empresa multinacional suiza Roche, la cual le revierte el 22% de los beneficios anuales por las ventas de Tamiflu.

Es interesante notar que Donald Rumsfeld, el ex secretario de Defensa del Presidente George W. Bush y uno de los principales instigadores de la invasión ilegal de Irak (25), fue presidente de Gilead Siences Inc. desde diciembre de 1997 hasta hacerse cargo del Pentágono en 2001, y conserva un importante paquete de acciones.

Una de las primeras medidas de Rumsfeld, cuando asumió su cargo en el Gobierno, fue declarar el Tamiflu de uso obligado en el seno de las Fuerzas Armadas (26). Las ganancias de Roche y de Gilead (y por consiguiente el enriquecimiento personal de Donald Rumsfeld) se dispararon. Las acciones de la empresa se vieron también altamente beneficiadas en Bolsa, a partir de 2003, cuando surgieron en Asia las amenazas de epidemias del Síntoma respiratorio agudo severo (SRAS) y del virus H5N1 de la gripe aviar.

Fascinados por la teoría del complot, algunos han llegado a deducir que el detestado Rumsfeld debe estar implicado, de una manera u otra, en el surgimiento de estas epidemias y en particular en la aparición del nuevo virus mutante A(H1N1).

Es poco probable. La principal responsabilidad de esta grave amenaza sanitaria reside en la industrialización delirante de la producción pecuaria. El despiadado sistema de cría intensiva ha transformado radicalmente el sector. Hoy se parece más a la industria petroquímica que a la feliz granja familiar que aún describen los manuales en las escuelas (27). En 1965, por ejemplo, había en Estados Unidos, 53 millones de cochinos repartidos entre más de un millón de granjas; ahora hay 65 millones de cerdos concentrados en sólo 65.000 explotaciones. En España, hay actualmente 25 millones de cerdos (más de medio cerdo por habitante...), el 92% de ellos criados en explotaciones intensivas semejantes a las de las mexicanas Granjas Carroll de La Gloria. Se ha pasado en poco tiempo de las porquerizas caseras a infiernos "concentracionarios" en los que se hacinan, en medio de la hediondez y bajo calores asfixiantes, decenas de millares de animales que intercambian virus patógenos con gran intensidad.

Ese tipo de agricultura inhumana, intensiva y productivista, que desanimaliza al animal y lo considera como un mero producto industrial , un simple material que da carne y procura beneficios financieros, es el culpable de la pandemia en curso (28). Cuando, por los propios excesos de empresarios insensatos, ese depravado modelo revienta, el desastre sanitario amenaza con afectarnos a todos...




Notas:
(1) Fuente: AP, 6 de mayo de 2009.
(2) Austin American-Statesman, 13 de mayo de 2009.
(3) Smithfield Foods Reaffirms No Incidence of A(H1N1) In Any of Its Herds or Employees. http://investors.smithfieldfoods.com/releasedetail.cfm?ReleaseID=381309.
(4) "Influenza porcina: un sistema alimentario que mata. La industria de la carne desata una nueva plaga", www.grain.org/articles/?id=49
(5) http://cruzrojoepidemiologia.wordpress.com
(6) Bernice Wuethrich, "Infectious Disease:?Chasing the Fickle Swine Flu", Science , marzo de 2003.
(7) La Organización Mundial de la Salud también alertó, en 1999, de un posible brote de gripe porcina en México y recomendó crear laboratorios para desarrollar tratamientos de inmunización, con el objetivo de garantizar la disponibilidad de vacunas. A pesar de esas advertencias, México sigue sin poseer las infraestructuras para desarrollar y producir vacunas contra el virus de gripe porcina.
(8) www.agenciamn.com/index.php/De-Pe-a-Pa/ Mexico-sabia-de-la-amenaza.html
(9) Esta firma opera en Francia, Portugal, Bélgica, Holanda y Alemania.
(10) Sus principales accionistas son: Smithfield Foods (37 %), Oaktree Capital (24 %), Pedro y Fernando Ballvé (12 %), la familia Díaz (5 %), Caja Burgos (4 %), QMC (2%) y el grupo Fuertes (2%).
(11) Fortune , 28 de marzo de 2008, http://money.cnn.com/magazines/fortune/fortune500/2008/snapshots/728.html
(12) Awww.hrw.org/reports/2005/usa0105/resumen_sp.pdf
(13) F. William Engdahl, "Cerdos voladores, Tamiflu y granjas industriales", 3 de mayo de 2009. (Traducido del inglés por Felisa Sastre en: www.lahaine.org/index.php?p=37648)
(14) Luis Hernández Navarro, "Las ciudades de cerdos de Smithfield", La Jornada , México D. F., 12 de mayo de 2009.
(15) La Jornada , México D. F., 5 de abril de 2009.
(16) http://impreso.milenio.com/node/8559659
(17) "Pandemic Potential of a Strain of Influenza A (H1N1): Early Findings", Science , 11 de mayo de 2009.
(18) www.veratect.com/media.html
(19) Léase, Ignacio Ramonet, México fragmentado, Le Monde diplomatique en español , agosto de 2006.
(20) www.rtve.es/noticias/20090430/miembro-del-sequito-obama-muestra-sintomas-gripe/273070.shtml
(21) The New York Times , 29 abril 2009.
(22) www.abc.es/20090430/nacional-sociedad/todo-empezo-edgar-20090430.html
(23) op.cit. en la nota 3.
(24) http://healthmap.org/nejm/
(25) Léase, Ignacio Ramonet, Irak, Historia de un desastre, Debate, Madrid, 2005.
(26) Ernesto Carmona, "La influenza porcina ¿beneficia al Tamiflu de Donald Rumsfeld?", www.rebelion.org, 2 de mayo de 2009.
(27) Mike Davis, "La gripe porcina y el monstruoso poder de la gran industria pecuaria", Sin Permiso , 28 de abril de 2009. www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=2528
(28) Carlos Martínez, "Una multinacional americana es denunciada como culpable del brote de la gripe porcina", www.rebelion.org

Africa Unida

Un místico viaje de la familia de Bob Marley a la cuna de la cultura rastafari es lo que trae este documental programado para el próximo año.

 

"Africa unite" es el nombre del documental que revisa la historia de la familia del legendario Bob Marley y del viaje que realizó el clan Marley en 2005 a Etiopía, país donde surgió el movimiento rastafari.
El documental incluye imágenes inéditas de algunas tocatas de Bob Marley y también material nunca antes visto de la familia del cantante, cuando se presentó en el concierto Africa Unite en Etiopía hace un par de años.
El documental de la familia Marley saldrá en DVD a principios del próximo año.

 

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¿Puede cambiar Irán?

Jon Lee Anderson

El pasado 12 de junio Mahmoud Ahmadineyad fue reelegido presidente de Irán. Durante la exaltación de la campaña, Jon Lee Anderson se metió de cabeza en la espesa maraña de poderes políticos y religiosos que controlan al país y extrajo este detallado perfil del líder. A propósito de las polémicas y turbulentas elecciones, cuyos resultados podrían trascender ampliamente las fronteras de Irán, les adelantamos esta pieza de nuestro próximo número, escrita por uno de los invitados a nuestro Festival Malpensante.  

¿Puede cambiar Irán?

N° 97

Mayo de 2009

Desde la primera vez que se presentó como candidato a la Presidencia de Irán, hace cuatro años, Mahmoud Ahmadineyad ha demostrado tener un hábil manejo de las comunicaciones. Tiene un blog, que se llama “Memos personales de Mahmoud Ahmadineyad”, en el cual habla sobre Dios, sobre filosofía y sobre su infancia, y responde mensajes de los lectores. Los videos de su campaña presidencial de 2005 eran producciones de dos minutos y medio que lo presentaban claramente como un hombre del pueblo. En una escena, Ahmadineyad está haciendo cola para almorzar en una cafetería de autoservicio; en otra, va caminando entre un grupo de gente pobre. Los videos eran transmitidos constantemente por la televisión. El lema de la campaña era: “Es posible... y nosotros lo podemos hacer”.

Los videos fueron concebidos y producidos por Javad Shamaqdari, un hombre grande y barbado, que se desempeña como “asesor cultural” del presidente. Recientemente, Irán exigió una disculpa de parte de Hollywood por haber soportado “treinta años de insultos y acusaciones”. Shamaqdari mencionaba la película 300, del año 2006, acerca de la batalla entre los espartanos y los persas, a quienes presentaban como un pueblo perverso y decadente, y la cinta del año pasado El luchador, en la cual Mickey Rourke lucha contra un viejo vengador llamado “el Ayatolá”, quien trata de estrangular al personaje de Rourke con una bandera de Irán. Durante la campaña, sin embargo, la función de Shamaqdari se parecía más a la de un jefe de comunicaciones norteamericano.
 
Shamaqdari y Ahmadineyad se conocieron cuando los dos estudiaban ingeniería en Teherán, a finales de los setenta. Durante la guerra contra Irak, Shamaqdari produjo documentales acerca de la vida en el frente. Luego comenzó a hacer largometrajes, entre otros Sandstorm, acerca de la fallida operación norteamericana para rescatar a los rehenes, en 1980. Shamaqdari dijo que, cuando Ahmadineyad se convirtió en alcalde de Teherán, en 2003, y rechazó el salario que le ofrecía la municipalidad pues prefirió quedarse solamente con lo que le pagaban como profesor universitario, “yo sentí que Irán necesitaba tener a la cabeza del país a una persona como él. Así que cuando me enteré de su candidatura le ofrecí mi ayuda”.
 
Shamaqdari me mostró algunas escenas que fueron suprimidas de los videos, pues Ahmadineyad las consideró “demasiado íntimas”. En ellas Ahmadineyad aparece besando tiernamente en las mejillas a su anciano padre y recitándole poesía persa. “Lo que yo quería mostrar era su honestidad y su sencillez”, dijo Shamaqdari. “Estaba seguro de que el pueblo iraní votaría por él si veían eso”.
 
Shamaqdari tenía razón. El poder religioso de Irán, de tendencia conservadora y dirigido por el ayatolá Ali Jamenei, el Líder Supremo de Irán, había frustrado los esfuerzos del presidente Mohammad Jatami, que se había presentado como reformista, de abrir Irán al mundo. Los religiosos apoyaron la novedosa e inesperada candidatura de Ahmadineyad y, en junio de 2005, fue elegido presidente con el 62% de los votos.
 
Las próximas elecciones presidenciales de Irán tendrán lugar en junio de este año. Ahmadineyad ha presentado su candidatura; Jatami también era candidato, pero en marzo renunció a favor de otro reformista, el ex primer ministro Mir Hossein Musavi. Una vez más, los conservadores de Irán se enfrentarán con los supuestos reformadores del país. Y Ahmadineyad está confiando otra vez en el peso de su popularidad.
 
Shamaqdari me repitió las historias que ya había escuchado varias veces en Teherán, acerca de cómo Ahmadineyad enrolló las antiguas alfombras persas del palacio presidencial y las envió a un museo; cómo rechazó la idea de ocupar el mejor asiento en el avión presidencial; cómo quería seguir viviendo en la modesta casa de su familia en Teherán, hasta que sus asesores de seguridad lo convencieron de mudarse. “Pero no se fue a vivir al palacio presidencial”, dijo Shamaqdari, “sino a un edificio normal, situado en un área restringida”. Ahmadineyad les ofrece a los votantes donaciones en efectivo, llamadas “cuotas de justicia”, que según dicen alcanzan el equivalente a sesenta dólares.
 
Dentro del poder político de Irán mucha gente desprecia en privado a Ahmadineyad, precisamente debido a su origen. “Antes de llegar al poder solo había salido de Irán en una ocasión, y apenas hasta Irak, por un par de días”, decía un antiguo diplomático. Un funcionario europeo dijo que un empleado del gobierno iraní que llevaba muchos años en su cargo le había confesado que, antes de que Ahmadineyad llegara a ser presidente, era la clase de hombre al que él hacía esperar durante treinta minutos en la puerta de su oficina, solo para ponerlo en su lugar.
 
Sin embargo, descartar a Ahmadineyad tachándolo de palurdo es un error de comprensión. Ahmadineyad es un populista similar a Hugo Chávez, un político que sabe que su país está lleno de gente como él, y sabe cómo hablarle a esa gente. Para algunos de sus seguidores, Ahmadineyad representa un regreso a las verdades ideológicas de los primeros años de la República Islámica, cuando gobernaba el ayatolá Ruholla Jomeini y los adolescentes se ofrecían voluntariamente al sacrificio. Para muchos iraníes, la promesa de Ahmadineyad de devolverle a Irán el “lugar que le corresponde” en el mundo, y otorgar subsidios y crear empleos, resulta muy atractiva.
 
La insistencia de Ahmadineyad en continuar con su programa nuclear apela a ese sentimiento nacionalista y tiene amplio apoyo entre los iraníes. “Lo que ellos quieren es respeto”, dice Lee Hamilton, un ex congresista y co-director del Grupo de Estudio para Irak, que ha tenido gran influencia en la definición de la política norteamericana hacia Irán. “Y la mejor manera que vieron para conseguirlo fue dominar el ciclo de combustión nuclear”.
 
Pero en los cuatro años que han transcurrido desde que Ahmadineyad se presentó por primera vez a la Presidencia, Irán y sus rivales han cambiado: los iraníes se han visto muy afectados por la crisis económica mundial y por la caída de los precios del petróleo; Irán está notoriamente más cerca de convertirse en una potencia nuclear y George W. Bush ha sido reemplazado por Barack Obama. La pregunta ahora es cómo va a manejar Ahmadineyad la presión doméstica y la de esta nueva administración de Washington, mucho más sutil.

El 20 de marzo, al inicio del Año Nuevo persa, Obama grabó un video dirigido al pueblo iraní, en el cual hablaba respetuosamente de la antigua civilización iraní y ofrecía un compromiso “honesto”. El ayatolá Jamenei respondió al video diciendo que “las palabras no eran suficientes” y que Estados Unidos tenía que cambiar sus políticas si esperaba que Irán hiciera lo mismo. Luego, el 31 de marzo, durante una conferencia sobre Afganistán en La Haya, Richard Holbrooke, el representante especial de Obama, conversó con el viceministro de Relaciones Exteriores de Irán. Las dos partes le restaron importancia al encuentro: “Fue cordial e inesperado y los dos acordaron mantenerse en contacto”, afirmó la secretaria de Estado Hillary Clinton. Pero la verdad es que, en términos de contacto directo, ese encuentro fue una verdadera novedad.

En los años de la administración Bush era fácil para Ahmadineyad afirmar que el presidente americano no estaba interesado en tener con Irán nada distinto a una relación hostil. Pero el mensaje de Obama representó un “cambio de juego”, declaró Vali Nasr, un experto en Irán y antiguo miembro del Consejo de Relaciones Exteriores. “Ahora Estados Unidos ha producido un mensaje extraordinariamente distinto, afectuoso, que parece sincero en su deseo de llegar a un acuerdo con Irán. Así que los iraníes le van a preguntar ahora a su gobierno: ¿por qué no aceptan el ofrecimiento?”. Y luego agregó: “Obama ha sido muy astuto al generar un debate entre el pueblo iraní y sus líderes y dentro del mismo grupo de líderes... y, en la medida en que esto sucede tres meses antes de las elecciones, también logró convertirlo en un tema de campaña”.
 
Por otra parte, la elección también plantea un dilema para los miembros de la administración Obama. Si parecen muy dispuestos a ceder, Ahmadineyad puede afirmar que ha logrado imponerse sobre Estados Unidos, lo cual lo fortalecería en las urnas, y los norteamericanos “no quieren hacer nada que ayude a Ahmadineyad antes de la elección”, dijo sir Kieran Prendergast, el antiguo subsecretario general para asuntos políticos de la Organización de Naciones Unidas, quien ha tenido mucho que ver con Irán. Pero la espera también representa riesgos: Ahmadineyad podría ganar sin recibir ninguna ayuda; o una victoria de los reformistas podría poner a los religiosos a la defensiva e inclinarlos más a bloquear cualquier tipo de acuerdo con Estados Unidos. “En los dos bandos hay partidarios de la línea dura a los que les gustaría ver fracasar cualquier intento de apertura hacia Irán”, afirmó Prendergast. Y Nasr añadió: “No podemos confiar en la lectura de las hojas de té para saber quién va a ganar las elecciones... Ese es un juego muy riesgoso”.
 
Lee Hamilton declaró que Estados Unidos no podía darse el lujo de demorarse en tomar una decisión, con la esperanza de que Ahmadineyad sea reemplazado por alguien más favorable. “Estamos preparándonos para comenzar a dialogar sobre un amplio abanico de temas y tenemos claro a dónde queremos llegar”, dijo. “Debemos seguir nuestro propio cronograma, no el de ellos”, y agregó: “Obama quiere poner las relaciones con Irán sobre una base mejor y más firme, al igual que yo. Desde la Revolución hemos estado discutiendo si debemos hacer acuerdos o no y nunca lo hemos resuelto. Ahora la discusión no es si vamos a hacer un acuerdo, sino cómo... No creo que haya ningún otro país en el mundo que nos haya causado más preocupaciones durante las últimas décadas que Irán”, siguió diciendo Hamilton. “Hay que reconocer que tenemos una larga lista de reclamos contra Irán... y lo mismo le sucede a Irán con nosotros”.
 
 
Ahmadineyad parece deleitarse con su papel de provocador diplomático: como cuando descartó el Holocausto tachándolo de “mito”, cuando pidió el fin del “régimen sionista” de Israel y cuando se ufanó de los progresos alcanzados por el programa nuclear de Irán. Tiene 52 años, es de baja estatura –mide cerca de uno cincuenta– y se mantiene muy delgado. Lleva siempre una barba de cinco días, en señal de devoción. Sus ojos son inusualmente pequeños y negros, como un par de uvas pasas, y los tiene muy hundidos. Cuando uno lo ve de lejos, esto puede darle una apariencia remota, como si fuera ciego. Frente a grandes aglomeraciones, Ahmadineyad se porta como un demagogo y habla con seriedad –un guerrero infeliz–, mientras apunta con el dedo y agita los puños. Pero en ambientes más íntimos proyecta una jovialidad casi inapropiada. Habla dando rodeos acerca del bien y el mal, Oriente y Occidente, Dios y el hombre, pero en sus sinuosos comentarios, siempre ambiguos y evasivos, hay un cierto eco de Chauncey Gardiner, el personaje de Peter Sellers en Desde el jardín, como si estuviera un poco perdido.
 
El invierno pasado, el presidente Rafael Correa, de Ecuador, un protegido de Chávez, viajó a Teherán para firmar una serie de acuerdos comerciales. Durante la ceremonia, Correa, que es bastante corpulento, se acomodó en un sofá en una actitud muy relajada y expansiva. Ahmadineyad se veía diminuto al lado de Correa, vestido con un suéter de lana y un traje gris arrugado. Sonreía a destiempo y se veía incómodo, sin saber qué decir. Parecían una pareja dispareja, un matrimonio arreglado. Correa dijo todo lo que tenía que decir, en su calidad de líder extranjero que esperaba obtener créditos financieros de parte de Irán. “Creemos que los iraníes son un pueblo heroico que supo deshacerse de una sangrienta dictadura apoyada por Occidente”, dijo. “Este ejemplo nos inspira en Latinoamérica”. Claramente complacido, Ahmadineyad se volvió hacia Correa, lo abrazó y exclamó: “He encontrado un nuevo amigo y no voy a perderlo”.
 
Conocí a Ahmadineyad poco después de que se convirtió en presidente, durante una sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, cuando ofreció un desayuno en su hotel de Nueva York para académicos y periodistas norteamericanos. Ahmadineyad estaba nervioso y miraba para todos lados. Comenzó recitando algunos versos del Corán y luego, mientras que sus asistentes más experimentados miraban con expresión imperturbable, habló de manera confusa acerca de “problemas de identidad y moralidad en Europa” y concluyó con una letanía de preguntas retóricas: “¿Cuáles son las causas profundas de nuestros problemas? ¿Cuál es la solución? ¿Hacia dónde nos lleva la tendencia actual?”. Éstos, asombrosamente, fueron los puntos centrales de Ahmadineyad esa mañana.

Alguien preguntó sobre la ola represiva que se había desatado en Irán contra las libertades académicas y los medios de comunicación. “Verá usted: en Irán, la libertad es una libertad muy privilegiada”, respondió Ahmadineyad. “Así como ustedes arrestan a un hombre que comete violaciones a las reglas del tráfico, debe haber leyes sociales... Tenemos que volvernos unos seres humanos puros. El hombre tiene que seguir avanzando por un camino sublime”. Luego habló acerca de la justicia y dijo que a los palestinos se les había hecho un gran mal en nombre de los sobrevivientes judíos del Holocausto, el cual, después de todo, ocurrió en Europa. “Es claro que se necesita más investigación”, dijo, al referirse a la masacre de judíos europeos. “¿Por qué no permitimos que haya más investigaciones acerca de esto?”. Ahmadineyad miró a su alrededor y sonrió.

Hubo una pregunta acerca de una fatua emitida en el año 2005 por el ayatolá Jamenei, donde afirmaba que “la producción, el almacenamiento y el uso de armas nucleares está prohibido bajo el Islam, y la República Islámica de Irán nunca va a adquirir esas armas”, aunque, desafiando a la comunidad internacional, Irán ha expandido de manera inexorable su potencial nuclear. Ahmadineyad contestó que la fatua del Líder Supremo expresaba todo lo que había que decir acerca de las intenciones de Irán: “Una de las cosas que caracteriza a la diplomacia iraní es su transparencia. Nosotros somos muy claros”.
 
Sin embargo, no es muy claro cuánto poder tiene realmente Ahmadineyad dentro de la compleja estructura del estado iraní. No hay nadie más poderoso que el ayatolá Jamenei, quien ha sido el Líder Supremo, la principal autoridad política y religiosa del país y el comandante en jefe de las fuerzas armadas desde la muerte de Jomeini, en 1989. Para pasar una ley Ahmadineyad necesita la aprobación del Majlis o Parlamento iraní; Jamenei puede lanzar una fatua. Después de su elección, Ahmadineyad besó públicamente la mano de Jamenei, en una demostración de su lealtad. Hossein Shariatmadari, el representante del Líder Supremo y editor de Kayhan, el periódico del estamento religioso, dijo: “El señor Ahmadineyad solo es la cabeza de la implementación en Irán”.
 
Pero su relación es más complicada que eso. En una visita que hice a Teherán con el presidente iraquí Jalal Talabani, en diciembre de 2006, algunos funcionarios iraquíes que estuvieron presentes en las reuniones de más alto nivel me dijeron que Ahmadineyad trataba con respeto al Líder Supremo, pero que era evidente que los dos hombres trabajaban de manera estrecha. Uno de los asesores más antiguos de Talabani relató un momento significativo. Talabani hizo una descarnada presentación de la situación de Irak; en ese momento, los asesinatos entre las sectas chiítas y sunitas estaban en su punto más crítico y las milicias respaldadas por Irán estaban claramente involucradas. Mientras Talabani describía la violencia, Jamenei exclamaba una y otra vez: “¡Ay, qué horror! Estamos orando por ustedes”. Finalmente Talabani lo interrumpió: “Lo que necesitamos no son oraciones, necesitamos medicinas”. Jamenei contestó: “Yo proporcionaré las oraciones y él”, dijo y señaló a Ahmadineyad, “suministrará la medicina”.
 
“Nos podemos romper la cabeza tratando de entender las intricadas relaciones de la política iraní”, decía Lee Hamilton, “y nunca sabremos realmente la verdad”. Y Vali Nasr agregó: “Hasta la autoridad de Jamenei está restringida por toda una red de relaciones”.
 
Thomas Pickering, un antiguo subsecretario de Estado que se ha reunido varias veces con iraníes en un esfuerzo para ayudar a formular un nuevo enfoque político de Estados Unidos hacia Irán, dijo: “Después de hablar con iraníes durante varios años, hemos descubierto que es difícil conocer con certeza la arquitectura política interna iraní. No hay manera de tener la inteligencia superior que se requiere para saber cuándo es un momento oportuno para tratar de hablar con ellos. Gracias a la opacidad de su sistema, eso siempre va a ser una empresa riesgosa”.
 
 
Mohammad Jatami, el antecesor y rival de Ahmadineyad, es un religioso moderado, lo cual, en términos iraníes, equivale a un reformista. Esa es la formulación corriente. Pero ¿qué significa eso en realidad? Existe una asombrosa gama de definiciones para los modelos políticos en Irán, que van desde los conservadores religiosos de línea dura, representados por Ahmadineyad, hasta los pragmáticos y los reformistas religiosos. “Reformista” es un término relativo. En la política iraní nadie está hablando abiertamente de la separación entre Iglesia y Estado, por ejemplo, y ni siquiera la contemplan seriamente. Cuando hablé hace poco con Jatami, dijo que Irán podría tener “democracia, derechos humanos y todas las libertades que queremos”, pero solo dentro de un “marco moral” islámico.
 
Jatami estuvo indeciso durante varios meses con respecto a la idea de presentarse a la contienda electoral de este año, una indecisión que causó frustración entre sus seguidores. Desde el comienzo había dicho que si Mir Hossein Musavi se presentaba como candidato él se retiraría, y así lo hizo después de cinco semanas. Musavi, que tiene 67 años, fue primer ministro entre 1981 y 1989, pero luego se retiró de la política durante más de una década, después de perder una batalla política con el ayatolá Jamenei. (Al resaltar el regreso de Musavi, un comentarista lo llamó el “Cincinato persa”.) Lo que la mayor parte de los iraníes recuerda de él es que logró manejar un efectivo sistema de racionamiento durante la guerra contra Irak, lo cual significó que las familias recibían los productos básicos a pesar de la severa escasez que azotaba al país. Musavi surgió de la izquierda radical iraní, los miembros de la generación de revolucionarios que se unieron a los religiosos para expulsar al sha y que no simpatizaban con Occidente ni con la economía de libre mercado. “Muchos de los que se volvieron reformistas fueron al comienzo islamistas de izquierda”, dice Nasr. Musavi está del lado de los reformistas y, debido a sus polémicas con Jamenei y a su reputación como administrador, se considera él mismo un reformista: alguien que está dispuesto a desafiar a los teócratas. Pero su pasado lo vuelve relativamente atractivo para los religiosos de Irán y los Guardias Revolucionarios, quienes no lo desprecian, como sí desprecian a Jatami.

Al parecer, la campaña reformista estimó que Musavi es quien tiene mejores oportunidades de ganar. (Otro candidato del ala moderada, Mehdi Karroubi, tiene una base principalmente rural.) Además, había cierta preocupación por la seguridad de Jatami; dos días después de anunciar su candidatura casi es víctima de un ataque por parte de una chusma de partidarios de la línea dura, y un editorial de Kayhan, el periódico de Shariatmadari, sugería que era posible que Jatami corriera la misma suerte de la líder Benazir Bhutto de Pakistán, quien fue asesinada en 2007. La campaña va a ser dura y, de acuerdo con Nasr, “Jatami no sirve para ese tipo de cosas”.

El invierno pasado Jatami me recibió en la mansión que alberga su fundación, en un suburbio de Teherán que se llama Niavaran, un barrio de mansiones de piedra enclavadas en medio de terrenos arborizados, ubicado contra la base pedregosa de las montañas Elburz. Enseguida dijo que él había hecho grandes esfuerzos durante sus dos períodos como presidente para mejorar las relaciones con Estados Unidos, y habló del apoyo tras bambalinas que le había brindado su gobierno a la campaña norteamericana para derrotar a los talibanes en Afganistán, en 2001, después de los ataques del 11 de septiembre. “Después llegaron los neoconservadores y destruyeron todo”, dijo Jatami. “Creo que todos hemos aprendido lecciones importantes. Obama ha llegado con promesas de cambio. Y tenemos la oportunidad de mejorar otra vez las relaciones, pero solo si, uno, Obama se distancia de los agitadores y partidarios de la guerra que hay en los dos partidos, y dos, se distancia de las actitudes de Bush; en otras palabras, de la actitud de considerar a Estados Unidos como el Gran Hermano. En lugar de eso, Estados Unidos debería ser un gran amigo. Y, también, si Obama reduce la influencia del lobby sionista”.
 
Luego siguió diciendo: “Soy hijo de la Revolución, usted sabe. Estuve involucrado con el ayatolá Jomeini desde el comienzo. Nosotros sabíamos que había habido cambios en el mundo, en la ciencia y la tecnología, y que no podíamos hacer caso omiso de eso. Pero Irán también necesitaba su independencia. Irán ha tenido una gran civilización. Los intelectuales religiosos pensamos que podíamos lograr todo eso, que podíamos alcanzar la modernidad y ser islamistas al mismo tiempo”. Jatami hizo una pausa y luego agregó: “Éramos muy distintos de aquellos que quieren hacer retroceder al mundo... El destino del Islam depende del resultado de esto: de un Islam que pueda ofrecer diálogo y lógica en lugar de terrorismo, y que le aporte realmente cosas al mundo. Yo creo que eso es lo que quieren los iraníes. Y creo que eso también era lo que quería el imán Jomeini”.
 
No muchos iraníes experimentan un sentimiento antiamericano especialmente fuerte ni están tan interesados en política. Pero Ahmadineyad es producto y defensor de una fuerza profundamente arraigada en la cultura política iraní, que tiende, según lo atestigua la historia, hacia el absolutismo. Jomeini y los religiosos que lo acompañaban despreciaban las trampas imperialistas del régimen del sha, pero compartían su creencia en el pasado y la gloria futura de Irán, en su carácter excepcional. La sociedad iraní de hoy se caracteriza por una irreconciliable mezcla de nacionalismo religioso y pragmatismo cotidiano. La xenofobia va acompañada de un sentido del derecho. El Estado es una quimera: una teocracia islámica casada con un régimen elegido en medio de unas reñidas elecciones (aunque no totalmente libres) y una economía globalizada. Las elecciones de este verano ayudarán a determinar si las fisuras de Irán –las domésticas y las de su política exterior– pueden ser reparadas a través de la moderación y el acuerdo, o si el régimen continuará manteniéndose a través de la represión.
 
Shariatmadari, el representante del Líder Supremo, dijo que estaba seguro de que Ahmadineyad sería reelegido. “Él ocupa un lugar especial entre las masas, en especial entre las masas”, dijo. “Otros se le enfrentarán, pero nadie puede competir con Ahmadineyad”.
 
 
Mahmoud Ahmadineyad nació en octubre de 1956 en Aradan, un pequeño pueblo situado en una región miserable, desértica y arrasada por el viento, ubicada a noventa kilómetros al sureste de Teherán. Caracterizada por un calor ardiente en el verano y un frío helado en el invierno, carece de estaciones intermedias. Mahmoud fue el cuarto de siete hijos y todavía era un bebé cuando su padre, Ahmad, el dueño de una tienda de víveres en Aradan, se mudó con la familia a Teherán, como parte de una oleada de campesinos que emigraron a las ciudades en busca de una vida mejor. Aparte de cambiarse de sitio, su padre también cambió de apellido y pasó de llamarse Saborjhian, que significa “pintor de hilos”, uno de los trabajos de más bajo nivel en la industria de las alfombras persas, a llamarse Ahmadineyad, que puede significar “raza de Mahoma” o “raza virtuosa”.
 
La familia se estableció en Narmak, un barrio popular al sur de Teherán, y el padre comenzó allí una herrería, en la cual fabricaba rejas de hierro forjado para puertas y ventanas. Ahmadineyad todavía conserva la casa familiar, una modesta construcción de ladrillo de dos pisos enclavada en medio de edificaciones más grandes. En 1980, cuando tenía 24 años, se casó con una compañera de estudios, Azam al-Sadat Farahi, y ella se fue a vivir con la familia de él. Tienen dos hijos y una hija. Cuando visité Narmak, vi guardias que patrullaban los alrededores de la casa y un grupo de niños que pateaban un balón de fútbol en la calle. En la acera había una caseta de madera, donde varios jóvenes recogían peticiones y quejas. Ahmadineyad instituyó ese sistema cuando fue alcalde de Teherán; cada día se recogían cerca de doscientas cartas, que eran seleccionadas y enviadas a una oficina que se encargaba de procesarlas.
 
Nasser Hadian, un profesor de ciencia política de la Universidad de Teherán, creció con Ahmadineyad en Narmak. Hadian me lo describió como un buen estudiante, muy disciplinado y trabajador, que se destacaba particularmente en ciencias: lo que hoy llamaríamos un nerd. “A los papás les gustaba que sus hijos fueran amigos de él”, dice Hadian. Para ser un par de adolescentes en la Teherán de la época del sha, los dos eran más bien conservadores. “Éramos muy sanos, no vivíamos persiguiendo chicas, ni bebiendo ni fumando hachís”.

Después de graduarse de la secundaria Ahmadineyad entró a la Universidad de Irán de la Ciencia y la Tecnología y siguió viviendo en casa de sus padres. A Hadian sus padres lo enviaron a estudiar medicina en el San Jacinto College de Texas. Allí cambió la orientación de sus estudios a sociología y se involucró en el Islam y la política; en Teherán, Ahmadineyad siguió el mismo camino. “Comenzamos a escribirnos y teníamos la costumbre de encabezar las cartas con la frase ‘En nombre de Dios, el más misericordioso, el más compasivo’ ”, cuenta Hadian. “Cuando mis padres descubrieron eso quedaron atónitos y me pidieron que dejara de estudiar sociología, pues pensaban que me estaba influenciando demasiado. Tenían razón”.

Hadian dice que él y Ahmadineyad se sintieron muy influenciados por las ideas de Ali Shariati, un filósofo iraní educado en Francia, que adaptó el marxismo y la teoría anticolonialista a una nueva comprensión del Islam y la “sociología de la religión”. Shariati conoció a Jean-Paul Sartre, tradujo al farsi el libro Los condenados de la tierra, de Frantz Fanon, y abogó por una especie de teología islámica de la liberación. “Shariati era nuestro puente entre la lectura ideológica del Islam y el Islam conservador tradicional”, dice Hadian. En 1973 Shariati fue llevado a prisión por el régimen del sha, durante dos años, y poco después de ser liberado murió en el exilio en Inglaterra, de un ataque al corazón. (Aunque persisten las especulaciones acerca de que fue asesinado por agentes del sha.)
 
Después de la muerte de Shariati los futuros revolucionarios de Irán se aglutinaron alrededor del ayatolá Jomeini. El radicalismo sincrético de Shariati representaba una herejía para muchos de los mulás tradicionales de Irán, pero Jomeini, que seguía su propia versión del Islam político, se negaba a condenarlo. Jomeini había sido expulsado por el sha en 1964; primero huyó a Irak y luego volvió a salir a la luz publica, después de años de ausencia, cuando llegó a Francia, a finales de 1978. Para ese momento en Irán ya se estaba gestando el movimiento revolucionario. Otro de los amigos de infancia de Ahmadineyad, Ahmad Derahvasht, que es hoy en día dentista y vive frente a la secundaria a la que asistió Ahmadineyad, recuerda cómo ambos solían distribuir los panfletos clandestinos de Jomeini en sus bicicletas.
 
En un texto aparecido en su blog, Ahmadineyad escribió acerca de este período y su creciente adoración por Jomeini: “Cuanto más me familiarizaba con sus pensamientos y su filosofía, más afecto sentía por ese líder divino, y su separación y ausencia resultaban intolerables para mí”.
 
Ahmadineyad culpaba del empobrecimiento de los iraníes a “la depravación del clan de libertinos que rodeaba al sha”, y mencionaba en particular “las desastrosas fiestas” que el sha organizó en 1971 para conmemorar los dos mil quinientos años de la monarquía iraní. Entre los invitados a las celebraciones, que duraron tres días, estuvieron el duque de Edimburgo, la princesa Grace, Imelda Marcos y Spiro Agnew. Uno de los menús se componía de asado de pavo real relleno de foie gras, y a los invitados se les agasajó con champaña Moët & Chandon de 1911. Gracias a la extravagancia del sha, “la almádena y el yunque de mi padre no alcanzaban a cubrir los gastos básicos de mi familia... ni los costos de mi educación”, escribió Ahmadineyad. Por eso, mientras continuaba sus estudios trabajaba en una tienda que vendía sistemas de refrigeración. No fueron épocas fáciles, recordaba Ahmadineyad. “El traidor del sha y su pandilla trataron de abolir las creencias islámicas y los motivos revolucionarios entre los estudiantes, a través de la propagación de la inmoralidad, la promiscuidad y la perversión”, afirmaba Ahmadineyad, insinuando que él logró resistirse a esas tentaciones.
 
El 16 de enero de 1979 el sha huyó del país. El 1 de febrero Jomeini llegó a Teherán. Los comités islámicos revolucionarios que se formaron en las calles saquearon los cuarteles del sha en busca de armas; Derahvasht dice que Ahmadineyad dirigió durante un tiempo corto el comité de su propia calle. Rápidamente los comités fueron absorbidos por las fuerzas de policía y algunos de sus miembros, como Ahmadineyad, se unieron a un ejército paramilitar voluntario llamado los Basij. Al ser esencialmente un ejército civil, los Basij funcionan como el brazo de refuerzo social de la Guardia Republicana y con el tiempo se han convertido en una importante base de apoyo para
Ahmadineyad. Mohammad Atrianfar, un importante editor, me describió a los Basij como “la policía moral de Ahmadineyad”. En tiempos de Jatami, los miembros de los Basij solían atacar a los agitadores estudiantiles; hoy son menos visibles porque hay menos oposición.
 
Ahmadineyad también se unió a un grupo estudiantil radical que seguía a Jomeini, la Oficina para Consolidar la Unidad entre Universidades y Seminarios Teológicos, la cual dirigió la toma de la embajada de Estados Unidos. Varias personas que fueron retenidas allí han afirmado que Ahmadineyad participó en su captura e interrogatorio; Ahmadineyad ha rechazado esa acusación y antiguos colegas suyos están de acuerdo y dicen que, de hecho, Ahmadineyad se opuso en su momento a la toma de la embajada.
 
Ahmadineyad y Hadian, que ya había regresado del exterior, asistían a la misma mezquita en Narmak, la cual comenzó a ofrecer clases de islamismo. “Ahmadineyad me introdujo en esto”, dice Hadian. “Ahora parece increíble, pero la verdad es que a pesar de nuestra edad –¡teníamos 22 años! – los dos estábamos enseñando. Yo daba clases de política contemporánea y él enseñaba principios religiosos”. En junio de 1980 Jomeini cerró las universidades de Irán para poder revisar minuciosamente los antecedentes de los empleados y profesores y depurar los currículos de “influencias occidentales y no islámicas”; tres años después las volvieron a abrir. Cuando comenzó la guerra contra Irak, en septiembre de ese año, Ahmadineyad se presentó de manera voluntaria y entró a prestar servicio a la unidad de construcción.
 
Ahmadineyad nunca ha sido muy abierto con los detalles de su vida, y los años ochenta son un período particularmente vago. No obstante, se sabe que tuvo una serie de puestos administrativos en la provincia de Azerbaiyán Occidental. Durante esos años también obtuvo su grado en ingeniería. En 1993 fue nombrado gobernador de Ardabil, una provincia recién creada en el noroeste de Irán. Cuando el presidente Jatami asumió el poder, en 1997, nombró a otra persona en la gobernación y Ahmadineyad regresó a su antigua universidad a trabajar como profesor. Ese año recibió un doctorado en manejo del tráfico.

“En la universidad, Ahmadineyad era muy activo en la organización de los Basij, y cuando llegaron al poder los reformistas con Jatami, en 1997, solía ponerles problemas a los profesores y llegar a clase con el tradicional kaffiyeh, para mostrar su solidaridad con la causa palestina”, dice Hadian. Ahmadineyad enseñó en la universidad hasta 2003, cuando el concejo de la ciudad de Teherán, que en ese momento estaba en manos de una facción política conservadora de línea dura, lo nombró alcalde.

Desde entonces, los caminos de Ahmadineyad y Hadian se han separado de manera significativa. “Seguimos siendo amigos, pero también teníamos terribles discusiones. Siempre fue así entre nosotros”, dice Hadian, que prefirió mantenerse lejos de Ahmadineyad para no crearle problemas. “La gente que lo rodeaba me veía como un personaje occidentalizado o incluso un espía. Él me defendió. Pero lo cierto es que tenemos posiciones opuestas en casi todos los temas”. Y Hadian agrega: “Su entrenamiento como ingeniero lo hace pensar que el mundo social es como el mundo físico, que uno puede cambiarlo como quien organiza ladrillos. No es un problema de cociente intelectual, es un problema de conocimiento y entrenamiento”.
 
 
Ahmadineyad es un chiíta duodecimano, es decir, seguidor del duodécimo imán, y un ferviente mahdista, lo cual, en el contexto iraní moderno, significa que es el equivalente de un cristiano renacido. En la tradición chiíta, el duodécimo imán, o el Mahdi, desapareció en el siglo IX, oculto por Dios. Su regreso, junto con el de Jesucristo, será el preludio del paraíso terrenal. (En el Islam, Cristo es visto como uno de los primeros profetas.) Esto explica las alusiones evangelizadoras de Ahmadineyad al “prometido”, cuando se ha dirigido a la Asamblea General de las Naciones Unidas. Esas demostraciones públicas de fervor le han atraído críticas de los mismos iraníes, entre otros de religiosos viejos, uno de los cuales lo criticó por producir la impresión de tener un vínculo especial con el imán escondido. En el desayuno al que asistí, Ahmadineyad se refirió al Mahdi como “el hombre perfecto”.
 
Un importante político iraquí que se ha reunido con Ahmadineyad en diversas ocasiones contó que hace dos años, en una reunión en Teherán, Ahmadineyad casi no habló de otra cosa que del Mahdi. El político también dijo que había oído que Ahmadineyad ya tenía los planos de una superautopista triunfal y un sitio de recepción en Teherán, que serían construidos para prepararse para la eventual llegada del Mahdi.
 
El mentor espiritual de Ahmadineyad es el ayatolá Mesbah-Yazdi, el líder de la escuela Haqqani, de tendencia ultraconservadora. Mesbah-Yazdi ha abogado por el uso de la violencia política en contra de los moderados; algunos miembros de la escuela han dicho que están dispuestos a ejecutar la fatua lanzada en 1989 contra Salman Rushdie. En 2005 Mesbah-Yazdi les ordenó a sus seguidores que votaran por Ahmadineyad; un gesto polémico, en la medida en que se supone que los clérigos deben abstenerse de avalar explícitamente a algún candidato, aunque todo el mundo conoce su posición. (Cuando le pregunté a Shariatmadari, el representante de Jamenei, si el ayatolá apoyaba la reelección de Ahmadineyad, Shariatmadari sonrió y me advirtió: “El Líder Supremo nunca revela por quién vota. ¡Ni siquiera sus hijos lo saben!”.) “Algunas personas piensan que el ayatolá Yazdi formó una especie de partido y preparó a Ahmadineyad para llegar al poder”, dijo Hojatoleslam Gharavian, un asistente de Mesbah-Yazdi, cuando nos encontramos en la ciudad sagrada de Qom. “No es cierto. Ellos terminaron acercándose gracias a la similitud de su pensamiento”.
 
Gharavian enumeró las virtudes de Ahmadineyad: su modestia, su patriotismo, su determinación de luchar contra la corrupción. Otro asistente, un investigador religioso, intervino y contó una historia acerca de cómo, cuando era alcalde, Ahmadineyad limpió una alcantarilla tapada con sus propias manos. “Igual que en Los miserables”, dijo. “Esta historia se difundió por todas partes”.
 
Muchos iraníes educados con los que hablé trataron de convencerme de que la posición de Ahmadineyad acerca del Holocausto no era más que una muestra de ignorancia. Pero hay mucha gente en las altas esferas del régimen que comparte o apoya esas opiniones. El “antisionismo” se volvió parte del discurso oficial después de la Revolución Islámica, y la comunidad judía de Irán, que alcanzaba cerca de 80 mil personas en los setenta, se redujo a cerca de 20 mil, pues muchos de ellos emigraron. A los judíos iraníes se les permite practicar su credo religioso y están representados en el Parlamento, pero bajo Ahmadineyad la antipatía oficial de Irán hacia los “sionistas” se ha transformado en algo mucho más feo.
 
La Exposición Internacional de Caricaturas sobre el Holocausto fue inaugurada en Teherán en el año 2006. Muchas de las caricaturas participantes representaban a los judíos con narices ganchudas y grotescamente largas, o como judíos nazis. Visité la exposición y hablé con Shamaqdari, el asesor artístico de Ahmadineyad, acerca de ella. “Lo que descubrimos después de que cuarenta países enviaran sus contribuciones fue que todo el mundo piensa de forma muy parecida”, dijo Shamaqdari, y luego me mostró una caricatura que le gustaba. En ella aparecía el famoso aviso de “Hollywood”, pero decía “Holocausto”.
 
En enero de este año, una semana después de la posesión de Barack Obama, tuvo lugar en Teherán una conferencia titulada “¿El Holocausto? Una mentira sagrada de Occidente”. En unas palabras de bienvenida que envió a la conferencia, Ahmadineyad decía que los sionistas habían “enredado a muchos políticos y a muchos partidos”. Y en una declaración posterior agregó: “Ocurrió un incidente conocido como 9/11. Todavía no está claro quién lo llevó a cabo, quién colaboró con los atacantes ni quién les allanó el camino. El suceso tuvo lugar y, al igual que en el caso del Holocausto, lo sellaron y se negaron a permitir que grupos de investigación objetiva averiguaran la verdad”.
 
Le pregunté a Thomas Pickering por qué Ahmadineyad habría elegido ese momento en particular para hablar de manera tan provocadora acerca del Holocausto. “Creo que probablemente se sintió alentado por el Papa”, respondió Pickering, haciendo referencia a la noticia de esa semana según la cual Benedicto XVI le había levantado la excomunión a un obispo británico que negaba el Holocausto. (Después el Papa le pidió al obispo que se retractara.)

La persona que asesora a Ahmadineyad en el tema del Holocausto es Mohammad Ali Ramin, y se dice que él es quien le ha dado forma a las opiniones del presidente a ese respecto. Ramin aceptó reunirse conmigo y con un intérprete una mañana del invierno pasado, en el campus de la Universidad del Mensaje de la Luz en Teherán, donde enseña filosofía comparada. Nos sentamos al aire libre, en una caseta con bancos de cemento que semejaban tocones. Ramin es un hombre alto, de unos cincuenta y tantos años, inusualmente blanco para ser iraní, tiene el cabello rubio, que está comenzando a escasearle, y lleva la barba corta. Vivió y trabajó en Alemania durante muchos años, pero nunca dice en calidad de qué.

Ramin nos explicó que la historia del Holocausto que primaba entre la opinión pública era injusta. Occidente, dijo, le había transferido al Medio Oriente su “problema judío”. “Pero parece que Estados Unidos y otros gobiernos occidentales finalmente han decidido deshacerse de los judíos”, dijo Ramin. “Al traer a Hitler y llevar a los judíos al mundo musulmán han creado una situación en la cual los judíos serán destruidos. Han creado una situación en la cual los judíos son más odiados que nunca, debido a que están matando palestinos”. Luego se puso sus lentes y, por primera vez, me miró a los ojos. “Y así se puede ver que Israel fue creado no solo para destruir a los musulmanes sino a los judíos mismos”.
 
Después de un rato comenzó a hacer frío, pero Ramin parecía renuente a llevarnos a su oficina. Finalmente nos hizo seguir de mala gana y miró nerviosamente a su alrededor cuando entramos. Cuando nos sentamos frente a su escritorio, Ramin me informó que los judíos habían ejecutado los ataques del 11 de septiembre. “Los sionistas han culpado del ataque a los musulmanes para tener la excusa de atacar a algunas naciones musulmanas”, dijo. Pero todo había sido en vano. Los judíos también habían ayudado a Nerón, pero eso no había salvado al Imperio Romano de la destrucción.
 
Detrás del escritorio de Ramin había una inmensa biblioteca que iba de pared a pared. Me llamaron la atención un par de fotos que tenía exhibidas en uno de los estantes. Una era de Imad Mugniyah, el líder de Hezbollah, quien fue asesinado por la explosión de un carro bomba en Damasco, en febrero de 2008. En la otra aparecía un grupo de hombres, judíos ortodoxos, cuya silueta se recortaba sobre un fondo amarillo. En la parte inferior de la foto se veían los elegantes trazos de unas palabras escritas en farsi, en tinta roja. Cuando Ramin tuvo que levantarse para atender un asunto en la puerta durante un momento, le pedí a mi intérprete que me tradujera rápidamente las palabras que había en la foto. Entonces dijo: “Dice ‘usureros, sanguijuelas’ ”.
 
 
Para muchos iraníes la supremacía de Ahmadineyad representaba el carácter invencible de la ley religiosa y la derrota de los reformistas. “Ahora los reformistas tienen los pies sobre la tierra”, dice Hamid Reza Jalaipur, un analista político y reformista religioso. “Ya no buscan imponer una democracia laica de la noche a la mañana. Hay un nuevo pragmatismo”. Y luego agregó con una sonrisa amarga: “Entre los que quedan”.
 
Pero los iraníes siguen ampliando los límites en otras áreas distintas a la política electoral, particularmente en las artes. Vi una exposición de cuadros pintados por una joven, Sara Dowlatabadi, que se centraba en las ejecuciones en Irán, en especial las ejecuciones de mujeres. El asesinato, la violación, el tráfico de drogas, la apostasía y la homosexualidad son todos delitos castigados con la muerte. (No obstante, no son cosas tan raras: se calcula que hay cerca de dos millones de adictos al opio y la heroína en Irán). Hasta hace poco, los condenados eran ahorcados ante el público, colgándolos de grúas. En 2008 Irán ejecutó al menos a 346 personas, entre ellas a seis menores de edad, lo cual lo sitúa en el segundo lugar mundial, después de China. (Estados Unidos quedó en quinto lugar, con 37 ejecuciones.) En julio pasado 29 prisioneros fueron ahorcados el mismo día en la infame cárcel de Evin, en Teherán.
 
Los cuadros de Dowlatabadi eran lienzos minimalistas que mostraban lo que parecía un manojo de nudos que representaban personas, colgadas de cuerdas. Estaban intercalados con pinturas que parecían no tener nada que ver con ejecuciones. Después me dijeron que las habían organizado de esa manera pues les preocupaban las consecuencias de ser demasiado explícitos.
 
El temor a una retaliación no es infundado. En el año 2003, Zahra Kazemi, una reportera gráfica irano-canadiense, fue arrestada mientras tomaba fotografías afuera de la cárcel de Evin. Después de casi tres semanas de arresto, murió. Inicialmente las autoridades declararon que Kazemi había sufrido “un ataque” y se había caído “accidentalmente”. Un médico del Ministerio de Defensa, que huyó después a Canadá, dijo que había examinado a Kazemi cuatro días después del arresto y había encontrado señales de golpes y violación; le habían arrancado varias uñas y tenía el cráneo fracturado. En medio del clamor internacional, un agente de inteligencia fue acusado de “asesinato casi intencional”. Pero el hombre fue absuelto cuando las autoridades declararon que la muerte de la periodista había sido un accidente.
 
La cárcel de Evin está situada en un barrio que limita con una zona muy popular para escalar y hacer picnic. Una noche un amigo me llevó a ver las murallas de ladrillo que rodean la prisión, bajo la vigilancia de los guardias y potentes luces amarillas. La cárcel es el lugar de retención de miles de prisioneros, el escenario de masacres no reconocidas donde murieron miles de víctimas y el sitio de varias fosas comunes.
 
 
Nasrin Sotoudeh es una de las pocas abogadas de derechos humanos que trabaja abiertamente en Irán. La visité en su diminuta oficina, en un apartamento en Yousef Abad, la zona más antigua de Teherán. Sobre el escritorio tiene una estatuilla de bronce que representa a la Justicia. Cuando nos sentamos, Sotoudeh se quitó la bufanda que llevaba en la cabeza. Es una mujer pequeña, de poco más de cuarenta años, con pelo negro corto y lentes. Envuelta en su amplia túnica negra, parece una monja.

Una de las clientes de Sotoudeh es una mujer que fue arrestada por asistir a una reunión sobre la Campaña del Millón de Firmas, una iniciativa que busca la revocación de las leyes más duras contra las mujeres en Irán. La mujer fue sentenciada a recibir azotes y pasar dos años y medio en prisión. Sotoudeh resaltó que, hoy por hoy, el 60% de los estudiantes universitarios en Irán son mujeres; sin embargo, ante la ley, el testimonio de una mujer iraní equivale a la mitad de la declaración de un hombre. Desde los nueve años las niñas tienen la obligación de comenzar a usar el hijab, el velo islámico, y esa también es la edad a la que se vuelven totalmente responsables ante la ley. Los niños, en cambio, solo son legalmente responsables desde los quince años.

Si Ahmadineyad sale reelegido en junio, dice Sotoudeh, las cosas se van a poner “mucho más horribles” que lo que están hoy. Si ganara un reformista sería mejor, pero ella no está esperando ningún “milagro”. Ella tiene la esperanza de que Irán y Occidente puedan resolver sus diferencias, pero la perspectiva de un acuerdo también la preocupa. “Después de que Occidente llegó a un acuerdo acerca del tema nuclear con Gaddafi, los derechos humanos de los libios cayeron en el olvido”, dice. “Para mí, las prioridades son los derechos de las mujeres iraníes, de los niños y de los activistas de derechos civiles”.
 
En una casa de té al norte de Teherán conocí a otra de las clientas de Sotoudeh, Mansoureh Shojaee, una antigua bibliotecaria de 50 años. Shojaee tiene el pelo oscuro y lleva una bufanda a rayas de colores vivos, un suéter rojo grueso e inmensos aretes de plata que le cuelgan de las orejas, una manera de vestir que, en Irán, ya es una declaración política en sí misma. Shojaee estuvo muy involucrada en la Campaña de las Firmas y ha sido detenida, amenazada e interrogada con frecuencia por la policía. También le confiscaron el pasaporte. Hace dos años, después de uno de esos arrestos, Sotoudeh y Shirin Ebadi, la activista por los derechos humanos más famosa de Irán y ganadora del Premio Nobel de Paz en 2003, consiguieron que la dejaran salir de Evin. “Ellos dijeron que la Campaña de las Firmas era una acción ‘contra la seguridad nacional’ ”, dice Shojaee. “Les dije a los que me estaban interrogando que ya tenía cincuenta años y estaba preparada para pasar en prisión los próximos cincuenta, así que no tenía miedo”. Shojaee describe su situación como una especie de arresto domiciliario en casa abierta y, sin embargo, se niega a mantener un bajo perfil. “¿Por qué tenemos que encerrarnos? Dejemos que ellos nos metan a la cárcel”.
 
Shojaee se lamenta por la falta de astucia y visión de los reformistas. “El otro día, mientras se refería a la caída de los precios del petróleo, Ahmadineyad dijo que podría gobernar Irán aunque el precio del crudo cayera hasta los cinco dólares por barril”, dice. La afirmación es absurda, indica Shojaee, pero es concisa, transmite seguridad y cala efectivamente en la gente. “Ese mismo día, los medios recogieron las siguientes palabras de Jatami: ‘La raison d’être de la filosofía del diálogo entre civilizaciones se basa en la humanidad’”. Shojaee sonríe y agrega: “Con esos galimatías, ¿por quién cree que votará la gente del común?”.
 
 
Al anunciar su campaña para la Presidencia, Mir Hossein Musavi dijo: “La tecnología nuclear es uno de los ejemplos de los logros de nuestra juventud”. Los políticos iraníes, tanto los reformistas como los conservadores, comparten esa visión. Están orgullosos de los científicos de su país y creen que a Irán se le debe permitir poseer energía nuclear, si no armas nucleares. Mohammad Hashemi, el hermano menor del ex presidente Ali Akbar Rafsanjani, un reformista que era estudiante de Berkeley en los años setenta, se quejó de la existencia de una “doble moral”: “¿Por qué a India se le permite tener energía nuclear, pero no a Irán?”.
 
Cuando sugerí que tal vez tenía que ver con la retórica incendiaria de Ahmadineyad, Hashemi se rio: “Tenemos muchos otros líderes”, dijo. “De hecho, tenemos varios matices de gris, pero ustedes insisten en ver solo el negro”.
 
En 2003 Jatami aceptó suspender los esfuerzos de Irán para enriquecer uranio, un proceso que puede producir combustible para un arma nuclear. En ese momento, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) creía que Irán estaba instalando 160 centrifugadoras. En el año 2006 Ahmadineyad reactivó el proceso de enriquecimiento de uranio, y en abril de 2007 los inspectores de la OIEA confirmaron que Irán tenía 1.300 centrifugadoras; en noviembre pasado, Ahmadineyad anunció, lleno de júbilo, que el número era 5 mil. “Y si uno puede operar 5 mil, puede operar 60 mil”, dijo un experto internacional en el tema nuclear. (En ese punto, se vuelve viable un programa nuclear, ya sea para fines civiles o militares). Irán también ha aumentado el alcance de sus misiles. Estos últimos desarrollos han producido un alejamiento diplomático con la Unión Europea y Estados Unidos y han puesto a Irán a las puertas de recibir sanciones. Las negociaciones nucleares se han estancando debido a la insistencia de Estados Unidos en que Irán abandone el proceso de enriquecimiento de uranio antes de comenzar a dialogar y también debido a la intransigencia y la actitud evasiva de los iraníes.
 
“Esto no solo es decisión de Ahmadineyad”, dice el experto nuclear. Aun si Ahmadineyad pierde las próximas elecciones, dice, el programa de enriquecimiento de uranio va a continuar en Irán. “Hoy día ese es el primer tema de la agenda nacional en Irán. No creo que, hoy por hoy, nadie pueda hacer un acuerdo acerca del tema nuclear. Los iraníes tienen la ambición de alcanzar un estatus global, no solo capacidad nuclear. Y eso significa que uno pueda ir a cualquier parte del mundo y nadie lo pueda comprar”.

Algunos expertos creen que, al final de este año, Irán habrá producido suficiente uranio enriquecido como para fabricar una bomba atómica, independientemente de que ése sea o no el propósito. Sin embargo, no hay consenso respecto a este punto entre la comunidad de expertos. Benjamin Netanyahu, el nuevo primer ministro de Israel, ha calificado a Irán de “amenaza existencial” para Israel y ha dicho en repetidas ocasiones que Israel no va a permitir que Irán se convierta en una potencia nuclear. En días pasados, el periódico israelí Ha’aretz afirmó: “Algunos políticos cercanos a Netanyahu dicen que él ya tomó la decisión de destruir las instalaciones nucleares de Irán... por la fuerza, aunque Israel es el único interesado en usar la fuerza”. Esas declaraciones pueden ser parte de un intento por convencer a la administración Obama de adoptar una actitud más agresiva con respecto a Irán; no está claro si Israel tiene la capacidad de lanzar un ataque exitoso contra las instalaciones nucleares de Irán –mediante ataques aéreos, por ejemplo– sin la participación de Estados Unidos. Pero ese movimiento parece improbable, si se tienen en cuenta las prioridades de la administración Obama. Eso solo deja la opción de buscar un acuerdo político.

Ali Larijani, un conservador pragmático y ex candidato presidencial, que se desempeñó dos años como negociador nuclear de Irán (ahora es vocero del Parlamento) y es una figura ampliamente respetada tanto dentro como fuera del país, autor de un libro sobre Immanuel Kant, dijo que Irán podía “encontrar una fórmula que satisficiera a la comunidad internacional” y resaltó que la administración Bush había dicho que el Irak de Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva, aunque no habían encontrado ninguna. Pero expresó un sentimiento de impaciencia frente a los miembros del equipo de Obama. “Con respecto al tema nuclear, están repitiendo las mismas cosas que decía la gente de Bush”, dijo Larijani. “Es como si Estados Unidos no quisiera que los musulmanes tuvieran tecnología nuclear. Así que parece que con Obama cambiaron los colores y las tácticas, pero no las estrategias. Tiene que haber un nuevo enfoque o, de lo contrario, no va a haber muchos cambios. La política del ‘garrote y la zanahoria’ no es la manera de hablar con Irán”.
 
Lee Hamilton dice que no cree que “hayamos resuelto o sepamos con certeza” si los iraníes realmente van a construir una bomba, en caso de que lleguen a tener la capacidad de hacerlo. Pero “la idea central de la administración Bush, que estaba exigiendo la suspensión del programa de enriquecimiento de uranio como condición para los diálogos, era impracticable y Obama parece haberse dado cuenta de eso”. Tiene que haber incentivos, dice, y éstos tienen que ir de la mano con la amenaza de sanciones. “Hay que tener una política diplomática inteligente, pero no se puede renunciar a los puntos de influencia”. Hamilton había oído que Estados Unidos tenía en curso una serie de operaciones secretas contra Irán; mencionó programas de “manipulación de la moneda y desinformación”, lo cual piensa que podría servir. Pero, dice, “si se trata de acciones encubiertas de carácter militar o paramilitar y dirigidas a cambiar el régimen, creo que hay que abandonarlas. Hay que olvidarse de cambiar el régimen, nuestra política puede estimular más bien un cambio de comportamiento; esa es la línea que yo trazaría. Por nuestra parte, hay que cambiar la retórica, el uso de un lenguaje menos belicoso ayudaría”, sigue diciendo Hamilton. “Ningún presidente va a retirar de la mesa la opción militar. Pero el hecho de hablar menos acerca de ella puede ayudar”.
 
 
En una conferencia de prensa que ofreció el 24 de marzo, el presidente Obama habló de una “filosofía de la persistencia”, la cual aplicó tanto a la crisis económica como a las relaciones con Irán. “Hicimos un video para enviarles un mensaje al pueblo iraní y a los líderes de la República Islámica de Irán. Y algunas personas dijeron: ‘Pero ellos no se comprometieron inmediatamente a eliminar las armas nucleares y a dejar de financiar el terrorismo’. Pues bien, eso no era lo que estábamos esperando. Esperamos poder hacer progresos constantes en ese frente”.
 
“Siempre supimos que no iba a ser fácil con Irán”, dijo Vali Nasr. “Hay demasiados temas, demasiadas autoridades paralelas y no hay ningún antecedente ni hay confianza. Hace treinta años que los dos países no tienen relaciones y no tenemos un buen conocimiento de los actores de la otra parte”.
 
Lo más probable es que los próximos pasos sean coordinados por Dennis Ross, un negociador veterano del Departamento de Estado, experto en Medio Oriente, quien ha sido designado como asesor especial sobre Irán de la secretaria de Estado Hillary Clinton. Un lugar para empezar es Afganistán, donde Irán tiene mucha influencia en las regiones del norte y el occidente. En la reciente conferencia en La Haya, los iraníes se comprometieron a ayudar a combatir el tráfico de drogas en Afganistán, lo cual, tal como declaró Clinton después, “es una preocupación de los iraníes que nosotros compartimos”.
 
Thomas Pickering elogió el enfoque de Obama hasta ahora, pero advirtió que no hay manera de predecir si será fructífero. “Estoy tratando de ser lo más realista posible en mis evaluaciones”, dijo Pickering. “Pero siempre he creído que, si en una habitación hay una puerta cerrada, hay que tratar de abrirla”.

REVISTA EL MALPENSANTE